DANIEL SHOER ROTH
El movimiento estudiantil actuó con tanta agilidad y eficacia que al cabo de pocos días de ser detenidos en un centro para inmigrantes, los hermanos Jesús y Guillermo Reyes salieron en libertad.
Con conocimientos de la tecnología digital, facilidad para organizarse y espíritu de solidaridad, los jóvenes --ciudadanos norteamericanos e inmigrantes con y sin documentos-- demostraron que unidos pueden tener más fuerza que la orden de un juez cuando se trata de justicia.
En Miami, donde el activismo por convicción es escaso y los jóvenes son encasillados, muchas veces con razón, como superficiales y materialistas, el grupo Estudiantes Trabajando para la Igualdad de Derechos (SWER), que estuvo detrás del esfuerzo por liberar a los Reyes, da fe de que el individualismo no tiene aún ganada la batalla en la ciudad.
Al igual que en el caso de los hermanos Juan y Alex Gómez, que casi fueron deportados en el 2007 bajo condiciones similares, los compañeros de college de los Reyes organizaron a la comunidad para presionar a los legisladores federales del sur de la Florida y a las autoridades del Departamento de Seguridad Interior. Esta vez, afortunadamente, lograron resultados más rápido.
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