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Especial para El Universal
Puerto La Cruz.- De ser el hotel emblemático de otrora, el Doral Beach de esta ciudad se convirtió en apenas un mes, en un depósito de desperdicios, ejemplo de la violencia humana que dejó destrozos en todas sus instalaciones y echó por tierra una trabajo de remodelación que estaba ya adelantado.
El estado del hotel es producto de una invasión que durante mucho tiempo contó con la anuencia de las autoridades que, lejos de desalojar a quienes se adueñaron ilegalmente de los apartamentos y perjudicaron a más de 300 propietarios, se hicieron la vista gorda, dándole casi un apoyo tácito sólo por el hecho de tener pancartas del Sí.
La imagen del Doral Beach es parecida a la que presentan países en guerra.
Puertas arrancadas de sus marcos, ventadas destruidas, camas destartaladas con colchones rotos, baños que dejaron de cumplir sus funciones por la inoperancia de sus equipos sanitarios, desechos lanzados por todas partes, que sirven de guarida de roedores y alimañas, lujosos muebles destrozados, áreas verdes desaparecidas y restos de equipos, son algunas de las nefastas consecuencias de la invasión en el Doral Beach de Puerto La Cruz.
"Da pena ver cómo quedó todo esto, después de las acciones que reflejan el mal vivir de los ocupantes, que en tan corto tiempo fueron tan destructores, comentó Sergio Áñez, uno de los propietarios , cuyo inmueble resultó afectado y no puede habitarlo hasta que lo reacondicione totalmente. Dice que deberá invertir mucho dinero, cosa que también tendrán que hacer otros cientos de dueños de apartamentos, que tuvieron que convivir con gente de mala conducta como consumo de droga y porte ilegal de armas.
Jesús Barrientos, residente del sector, no quiere recordar los disparos que hicieron los invasores en más de una oportunidad, para amedrentar y tampoco el aspecto del antiguo hotel. "Simplemente es para acabar con los nervios de uno, da lástima ver cómo se perdió todo y ninguna autoridad se haga cargo de reponer la remodelación, en nuestro país la ilegalidad tiene más poder que los ciudadanos decentes", expresó.
La junta de condominio debe enfrentar ahora este problema, que se añade al desacuerdo entre directivos y propietarios sobre los montos para la remodelación de cada inmueble. Los que se quedaron y enfrentaron a los ilegales esperan no tener que vivir la pesadilla otra vez.