Asamblea chavista avanza con la reforma
DIPUTADOS VOTAN, el 31 de enero pasado en Caracas, en favor de una ley que le permite a Hugo Chávez gobernar por decreto durante 18 meses. El Congreso lanzó ayer una campaña en favor de la reforma chavista.
VICTOR FLORES / AFP
El Congreso de Venezuela, con total predominio oficialista, lanzó este viernes una campaña nacional para promover una reforma de corte ''socialista'' a la Constitución, que da por hecha aún antes de aprobarla, mientras la oposición reacciona fragmentada y sin liderazgo.
El Congreso unicameral juramentó a 400 voluntarios para promover la reforma de la Constitución de 1999, propuesta por el presidente Hugo Chávez, en la que destaca el establecimiento del socialismo de economía mixta, el Poder Popular comunal y la reorganización del territorio.
La directiva del Congreso de Venezuela ya presentó al Consejo Nacional Electoral (CNE) un calendario que fija a noviembre para promulgar la reforma y un referendo para diciembre.
A pesar de que el poder Legislativo sólo ha votado esta semana la primera lectura de las tres que establece la ley, el diputado Darío Vivas anunció que los voluntarios llegarán a 80,000 en todo el país.
Al mismo tiempo, el vicepresidente Jorge Rodríguez, vestido con casaca roja y una gorra, exclamaba en un masivo acto partidista: ``¡No tengo ninguna duda de que vamos a arrasar en diciembre!''.
El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en construcción, adelantó una campaña por el ''Sí'' dando por hecho la aprobación legislativa y el referendo.
En la modificación de 33 de los 350 artículos de la Constitución Bolivariana se destaca además la posibilidad de reelección continua y la ampliación del mandato presidencial a siete años.
Con ocho años en el poder, el mandatario coronaría otro de sus planes anunciados en enero al inició de su nuevo mandato, cuando recibió del Congreso plenos poderes para legislar por decreto y emitió leyes que nacionalizaron la industria petrolera, eléctrica y de telecomunicaciones.
La oposición, sin representación parlamentaria, calificada por el gobierno como un pequeño grupo de ''oligarcas'' nostálgicos y alineado con Washington, reacciona desconcertada ante cada avance del presidente Chávez.
El descontento civil y estudiantil fue masivo y una sorpresa cuando Chávez ordenó en mayo no renovar la licencia al canal opositor RCTV, pero llegaron las vacaciones y la desmovilización es total.
Enrique Naime, dirigente del ex gobernante partido Copei (socialcristiano), introdujo ante el CNE una protesta por el uso de recursos públicos para la campaña a favor de la reforma, ``que no está oficialmente aprobada en la Asamblea Nacional''.
Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual, explicó a la AFP que la oposición está en una etapa de ''debate sobre la estrategia'' ante el referendo, para abatir el abstencionismo y lanzar una campaña por el ``No''.
La oposición busca que el referendo sea votado por partes y no en bloque, en un ''lo toma o lo deja'', explicó.
A sus 75 años, Petkoff, ex guerrillero comunista en los 60, afirma que las diversas oposiciones intentan ''crecer y avanzar contradictoriamente, en contra de un claro proyecto pretotalitario, que busca no sólo controlar los poderes sino la sociedad y blindar el poder personal'' de Chávez.
El estratega del candidato presidencial socialdemócrata Manuel Rosales en diciembre, dijo que la oposición es resultado de la ''implosión'' del sistema de partidos y que la reconstrucción de una apuesta legal y pacífica sólo está en proceso.
Petkoff recordó que ''los poderes fácticos arrastraron a la oposición por un barranco'' con el golpe del 2002 y el paro petrolero.
Otro error fue ''cantar un fraude que no pudieron demostrar'' en el referendo revocatorio contra Chávez y finalmente ''el colosal disparate de la abstención'' en las legislativas, ambos episodios en el 2005.
Para Petkoff, el mayor desafío opositor es ``vencer el sentimiento silvestre que afirma que no hay que votar nunca más''.
Pero admite que la ruta es cuesta arriba: ''Es la vida real, no podemos inventar un movimiento que no existe. Los partidos están reducidos a grupúsculos con impacto reducido'', concluyó.