jueves, 6 de diciembre de 2012

Tiempo de Navidad



Todo el mundo, o casi todo el mundo, siente el apremio de comprar


                                                                                          
 
Santa Claus lee una postal que le entregó un niño en la tienda Macy de la calle 34 en Nueva York, el pasado Viernes Negro. La temporada de compras navideñas de este año empezó el propio Día de Acción de Gracias.
John Minchillo / AP IMAGES FOR MACY’S
 
Vicente Echerri
 
 Conforme al calendario litúrgico, la Navidad no llega todavía. Estamos en la estación de Adviento, que es penitencial, como la Cuaresma, en que la Iglesia, desde antiguo, prescribe recogimiento y ayuno a la espera de la gran celebración. La Navidad comienza a la medianoche del 24 y se extiende hasta el 6 de enero.
 
No conozco a nadie, sin embargo, que cumpla estrictamente con estas prescripciones. En el tema de la Navidad los tenderos le ganaron la partida a la Iglesia. Las tiendas se engalanan cada vez más temprano (antes incluso del Día de Acción de Gracias) y desde entonces empiezan a verse árboles adornados y luces de colores en casi todas partes, y la música de villancicos es omnipresente. A veces la decoración descuella por su buen gusto y otras, las más, es cursi y hasta patética.
 
En Estados Unidos, la Navidad es, en verdad, la gran feria del año. Los comerciantes hacen su agosto en diciembre y todo el mundo, o casi todo, siente el apremio de comprar; se trata, en muchos casos, de una compulsión social: nuestros familiares y amigos esperan sus presentes que han de corresponder con los que ellos se preparan a obsequiar. Para gran parte de la población –incluso para algunos que declaran una filiación cristiana– la fiesta se reduce a un inmenso intercambio de regalos –con algunas comidas o cócteles– que pueden afectar sensiblemente los ahorros de muchos meses.
No obstante, el legendario relato de la encarnación divina, del rey del universo que nace en un establo para redimir a los seres humanos y sentar una pauta moral, subyace debajo del vocerío mundano de esta fiesta y perturba la conciencia de muchos, sobre todo de los ricos. Esto lo saben muy bien las organizaciones caritativas –que llevan a cabo sus grandes campañas durante esta temporada– y los mendigos.

Nunca podré olvidar un 23 de diciembre, particularmente frío, en que coincidí en

Read more here:

http://www.elnuevoherald.com/2012/12/05/1358318/vicente-echerri-tiempo-de-navidad.html#storylink=cpy