viernes, 30 de noviembre de 2012

Egipto, Turquía y el futuro del Medio Oriente


                                              


Un soldado turco observa a combatientes sirios rezando, al otro lado de la frontera, en la localidad estratégicade de Ras al-Ain, a mediados de noviembre.

BULENT KILIC / AFP/Getty Images

Roland J. Behar

 La historia de imperios y conquistas persas y otomanas subyace en la conciencia de los habitantes de las regiones que le sirvieron de escenario.
A pesar de que Egipto fue parte del Imperio Otomano, luego de la desaparición del mismo, a principios del siglo XX, tanto Turquía como Egipto han sido importantes factores de poder. Luego de la reciente llegada al poder de islamistas en ambos países, existe una sorda competencia entre gobiernos por conseguir ser el mayor factor de influencia en el Medio Oriente, no sólo frente a Occidente sino también frente a Irán. Esta rivalidad sobrepasa a veces sus intenciones de colaboración mutua. El ejemplo más reciente ha sido la participación, tanto del presidente Endorgan (Turquía) como del presidente Morsi (Egipto), en la mediación de la última crisis entre el Estado de Israel y los terroristas de Hamas, en la que este último se llevó los laureles.
 
Aunque tanto el partido gobernante en Turquía (Justicia y Desarrollo), conocido como AKP y el que gobierna Egipto (la Hermandad Musulmana) son islamistas en su esencia, existen marcadas diferencias de engarce y proyección con respecto a Occidente y al Medio Oriente. Desde la época otomana, el Islam turco ha sido muy liberal. Desde tan temprano como el siglo XVIII, el imperio instituyó una serie de reformas inspiradas en el pensamiento político europeo occidental. Estas reformas crearon las condiciones que ayudaron al fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Ataturk, a conducir al país hacia la laicidad a la francesa, en la que la religión tenía casi ningún papel en los asuntos públicos.
 
Por su parte, los egipcios siempre han practicado una forma más conservadora del Islam desde finales del siglo XII. La Hermandad Musulmana desde su fundación ha puesto el énfasis en la reinterpretación del Islam para competir con los ideales políticos occidentales, a quienes siempre han visto como invasores y corruptores. Este sentimiento, muy compartido por muchos musulmanes, coadyuvó al establecimiento del primer movimiento islamista del mundo, el cual aunque abarca algunas formas de las nociones occidentales modernas, como el Estado-nación y la democracia, insiste en la búsqueda de un estado islámico gobernado bajo la sharia.

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