Román José Sandia
E n Cubazuela es peligroso opinar. Usted puede decir lo que piensa, siempre y cuando el régimen no decida castigarlo. De manera que puede hablar, mientras una foca no lo denuncie para hacer funcionar la máquina represiva. Aquí van, entonces, algunos consejos que usted puede seguir si va a dar su opinión en los medios y no quiere ver sus huesos a la sombra en un calabozo.
No hable sobre las actuaciones, frases o maromas de los que dicen gobernar en estos días, a menos que sea para elogiarlos. Para evitar tentaciones, mejor ocúpese de los gobernantes del siglo antepasado o del anterior. En todo caso, si va a decir algo sobre un antiguo ministro asegúrese de que el personaje cayó en desgracia definitivamente. Hay que tener extremo cuidado, puesto que se ha dado el caso de un ex compañero de armas del jefe que se le enfrentó, lo acusó de “gallina” y de asesino para luego ser perdonado y acogido nuevamente en las filas burocráticas.
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