Amarga espera se vive en Emergencia
Ante la falta de condiciones, los familiares de los pacientes duermen en el suelo, se sientan en las aceras y hacen sus necesidades por los alrededores del hospital Domingo Luciani en El Llanito gil montaño
El Llanito no ofrece condiciones para la permanencia de familiares
MIRELIS MORALES TOVAR
EL UNIVERSAL
"Familiares del paciente Castellano", grita un vigilante del Hospital Domingo Luciani desde la puerta de la emergencia. "Familiares del paciente Castellano", insiste unos minutos después, ante la falta de respuesta. Un tercer llamado fue necesario para hacer reaccionar a una mujer que dormía acurrucada en un banco de cemento, abatida por el cansancio que le produjo las horas de espera.
A su lado, una familia entera dormía en el suelo sobre cajas de cartón, inmutables al ruido de las sirenas y al olor que desprendía un baño público. Más allá, un grupo de adultos aguarda sentado en la acera sobre hojas de papel periódico, propensos a inhalar smog o a ser golpeados por algún vehículo.
Pero, al parecer, nadie se horroriza de las condiciones infrahumanas que padecen los familiares que aguardan en emergencia. Quizás por costumbre o por resignación.
"Aquí para los parientes no hay nada", dice una mujer, que espera de pie a que den de alta a su madre por un ataque de asma. "Muchas veces no encuentras ni una sillita. Tampoco hay dónde comer. Si acaso consigues un puesto para comprar café".
Así es. "Guayoyos", cigarros al detal y caramelos de menta es lo único que consiguen los familiares en la emergencia de El Llanito. Con suerte, puede ser que encuentren un puesto de empanadas o una venta de chucherías para burlar el hambre.
Por lo menos, existen dos baños para brindarle cierta comodidad a los familiares. El problema es que, al entrar, los usuarios se percatan de que los sanitarios carecen de luz, agua y hasta puertas. Sólo se mantiene un cartel que advierte a las damas: "mantenga este baño limpio, que usted es quien lo usa".
Un hombre se encarga del "mantenimiento" y del suministro de papel higiénico, a costa de un pago de 300 bolívares. Pero su servicio lo ofrece hasta las 11:30 de la noche y, después de esa hora, los baños se cierran hasta el día siguente.
Los hombres no tienen inconveniente en orinar por los alrededores del hospital. Las mujeres, en cambio, se ven forzadas a pedirle al vigilante que las dejen entrar a la emergencia para usar el sanitario.
Algunas osan en hacerlo. Otras, se niegan a recibir otro desplante por parte de los guardias, quienes, en muchos casos, no saben sobrellevar la angustia de los familiares y caen en maltratos verbales.
"Uno, además de la espera, tiene que aguantarse a los vigilantes. Incluso, hay unos que ni siquiera te dejan preguntar", aseguró una joven que esperaba que su novio fuera atendido por un golpe.
"A los familiares no nos dejan entrar y eso a uno le genera más angustia. Yo tuve que rogar para que me permitieran pasar. De lo contrario, me iba a dar una cosa allí", aseguró una mujer, quien aguardaba por tener noticias de un nieto, que había sido tiroteado. Mal que bien, esas horas muertas a las afueras de la emergencia se prestan para que los parientes compartan todas sus penurias.
No importa la procedencia. Todos se preguntan entre sí, qué le pasó a su familiar, cuántas horas lleva aquí o si los médicos ya le atendieron. Sin embargo, el tiempo de espera también desata una extraña explosión de morbo. Nadie se explica por qué, pero basta que llegue una ambulancia o un vehículo para que los presentes se pongan a las puertas de la unidad para observar qué le pasó el paciente. Incluso, se paran sobre los bancos para percibir con claridad si viene herido.
"A ese lo tirotearon", especula una mujer. "Ese estaba sentenciado", se escucha decir a otra. "Ay, Dios, los muchachos se entusiasman con una pistola en la mano", se lamenta.
"Qué va, yo no me paro a averiguar", dice un desertor. "Eso es peligroso. ¿Quién sabe si atrás viene otro carro con un malandro, que quiere rematarlo? (...) Pero deja que venga la madrugada y que se les suba a los malandros el alcohol y la droga a la cabeza, para que veas cómo se pone esta emergencia".