lunes, 10 de septiembre de 2007

Cuarto Poder o Quinta Columna?



La prensa nacional, más que un cuarto poder parece una quinta columna


ARMANDO GONZALEZ
La prensa nacional, ideológicamente en la izquierda, es intensamente defendida por sus correligionarios en la izquierda del espectro político, quienes insisten en negar lo que para el resto de nosotros es un obvio prejuicio liberal que, a diario, nos quieren hacer tragar. Mientras los programas radiales de opinión, con muy pocas excepciones, son de filosofía conservadora y Rush Limbaugh, Sean Hannity y Laura Ingraham entre muchos otros dominan el espectro radial, la izquierda ha fracasado ruidosamente cada vez que ha tratado de competir con esa realidad.
Este es el simple resultado lógico de la sabiduría pública. Es la misma sabiduría que genera sátira genuina como esta: ``El Papa Benedicto XVI, de visita en Washington D.C., recibe una invitación del presidente Bush para tomarse un paseo por el Río Potomac a bordo del yate presidencial Sequoia.
``Estando ambos recostados a la barandilla, admirando el paisaje, una inesperada ráfaga de viento le arrancó el sombrero al Papa, su zucchetto blanco, y lo depositó sobre las aguas del río, no lejos del yate.
``La escolta del servicio secreto inmediatamente se aprestaba a tirar al agua un bote de rescate cuando fueron interrumpidos por la calmada voz del presidente Bush: `Esperen, esperen. Yo me ocupo de esto. No se preocupen'.
``A seguidas, Bush bajó la escalerilla del yate y caminó sobre las aguas del Potomac adonde se encontraba el sombrero papal, se inclinó a recogerlo, caminó de vuelta al yate, subió a bordo y le entregó el zucchetto al Sumo Pontífice junto con una excusa por lo acontecido. Todo esto bajo el atónito silencio de los presentes.
``A la mañana siguiente, el New York Times reportó el evento en primera página, incluyendo fotografías. El titular leía: `Bush no sabe nadar'.''
Todavía existen miembros de la prensa nacional y sus acólitos que se sienten perplejos porque son acusados de prejuicio liberal. Pero no tenemos que ir más lejos de los reportajes sobre la guerra en Irak para ver ese prejuicio delante de nosotros, mirándonos al rostro desde la primera plana del New York Times y en muchos de los medios restantes.
Si una batalla resulta en que nuestro bando mata a cien terroristas al costo de diez bajas, esa es una victoria nuestra. Pero no para la prensa nacional. El titular posiblemente lea: ``Diez norteamericanos más murieron hoy en Irak''.
Esta clase de ''periodismo'' puede convertir una victoria en derrota en las páginas de los periódicos y pantallas de televisión. Si se sostiene a largo plazo, puede resultar en una derrota real cuando el apoyo popular a la guerra colapse doméstica e internacionalmente
Durante un cuarto de siglo después de la Guerra de Vietnam, existió la controversia sobre si el prejuicio de la prensa fue un factor en la derrota norteamericana. Pero en años recientes altos oficiales del gobierno comunista de Vietnam han admitido, abiertamente, que ellos perdieron en los campos de batalla, pero ganaron en las redacciones de los medios de prensa de Estados Unidos. Fue ahí donde la prensa prejuiciada arruinó la victoria lograda con el sacrificio de decenas de miles de jóvenes vidas norteamericanas.
Hoy, demasiados miembros de la prensa nacional aún piensan que su labor en Vietnam fue uno de sus grandes triunfos. Sin duda fue una expresión del gran poder de la prensa, pero también de su gran irresponsabilidad. Mucha de esta gente pretende recapturar aquellos ''días de gloria'' por la forma en que reportan los hechos en Irak.
Militares y civiles que regresan de Irak expresan su asombro ante la diferencia que existe entre lo que acaban de ver con sus propios ojos y el escenario prejuiciado que la prensa le presenta al público aquí. Nuestra prensa ni siquiera puede llamarles ''terroristas'' a los terroristas. En su lugar usan términos como ''insurgentes''. Como si estos asesinos estuvieran al mismo nivel de la resistencia europea antinazi en la Segunda Guerra Mundial. Esa resistencia no se dedicaba a asesinar civiles. Aun los nazis trataban de negar las atrocidades que cometían. Pero los ''insurgentes'' de Irak están orgullosos de su barbarismo, lo filman y lo propagandizan, muchas veces con la ayuda de la prensa occidental.
Las redacciones de los medios se vanaglorian de su ''diversidad''. Pero esto, en la práctica, significa simplemente esto: blancos izquierdistas, negros izquierdistas, mujeres izquierdistas e hispanos izquierdistas. La prensa nacional carece de la entereza que pregonaba nuestro inolvidable Agustín Tamargo. La prensa nacional no puede llamarle ``al pan, pan y al vino, vino''.
La prensa nacional, más que un cuarto poder parece una quinta columna.
agonzalez@miamiherald.com