martes, 16 de abril de 2013

Descalabro Maduro-Castro-Lula

                       
                                                    


                                                                    jalexisortiz@hotmail.com

La auditoría de un proceso electoral tan sospechoso, es el camino cierto para dejar a todos satisfechos y evitar la violencia
 
          En los siglos cuarto y tercero antes de Nuestro Señor Jesucristo, vivió Pirro, rey de Epiro (actual región de Grecia en la frontera con Albania), quien antes de ser derrotado definitivamente por los romanos, obtuvo un par de victorias militares con pérdidas tan extremas en hombres y pertrechos, que hoy en día se habla de triunfo pírrico, cuando alguien logra un resultado como el que obtuvo Nicolás Maduro en la recientes elecciones presidenciales de Venezuela.
 
          Porque la verdad es que el pupilo de Raúl Castro y Lula Da Silva sufrió una derrota tan contundente el 14 de abril, que hasta se vio obligado a reconocerle a la oposición democrática por los menos un empate. El cerebro de su socio boliviano Evo Morales, el antiguo terrorista García Linera, hubiera calificado la supuesta victoria de Maduro de empate catastrófico.
 
          Fue derrotado Maduro. Comenzó él una campaña electoral precipitada y aparatosa con casi un 20% de ventaja sobre Capriles Radonski y, a pesar del más abusivo ventajismo electoral, terminó en el mejor de los casos empatado con Capriles y tan lleno de miedo que se niega al lógico reconteo de los votos.
 
          Además, el desplome de maduro favorece a sus adversarios dentro del chavismo, en particular al defenestrado Diosdado Cabello, un personaje de siniestra astucia.
 
          Fueron derrotados Raúl y Fidel Castro. Los tiranos comunistas cubanos que le impusieron la candidatura del incondicional Maduro al finado Hugo Chávez, pero no pudieron imponérselo electoralmente al pueblo venezolano como Presidente de la República. Si Maduro es presidente hoy, es por medio del fraude del CNE y el atropello de la corrupta cúpula militar de Venezuela.
 
          Fue derrotado el amoral Luiz Inacio Lula Da Silva. El caudillo socialista brasilero, padrino de los Castro y Chávez, quien le envió al desangelado Maduro unos asesores electorales mercenarios, que equivocaron la estrategia y lo pusieron a perder.
 
          Ganó el pueblo venezolano. La oposición democrática unida en la MUD, con la airosa candidatura de Henrique Capriles Radonski. El mundo sensato no acepta los resultados caprichosos del CNE. La Comunidad Europea, España, Francia, Alemania, Estados Unidos, la OEA y otras instancias, apoyan que se haga la auditoría del proceso electoral reclamada por Capriles y la MUD, para despejar las dudas.
 
          La diferencia tan estrecha, el no conteo de los votos del exterior y más de 3600 irregularidades perpetradas por el chavismo, su CNE, sus bandas de delincuentes políticos callejeros y sus militares, justifican la auditoría. Lo otro sería una imposición grosera inaceptable.
 
          La auditoría de un proceso electoral tan sospechoso, es el camino cierto para dejar a todos satisfechos y evitar la violencia. Por lo pronto los venezolanos de buena voluntad estamos obligados a preservar la unidad en torno a Capriles y la MUD. A evitar el espontaneísmo anárquico y no caer en las provocaciones de un chavismo cada vez más confuso y desesperado, cuya vocación criminal conocemos.