viernes, 28 de octubre de 2011

Los dictadores también mueren

FRANCISCO RIVERO VALERA EL UNIVERSAL

Nadie se alegra de la muerte de otra persona, en la vida virtual.

En la vida real, cuando muere un dictador, la gente reacciona de 2 maneras: con alegría, la mayoría; y con tristeza, la minoría.

Con alegría reacciona el pueblo oprimido por el despotismo del gobernante. Es tal la alegría que parece increíble que la gente sienta hasta euforia ante la muerte de esa persona. Y una sola es la razón: la sensación de libertad en esos seres humanos que nacieron para ser libres.

CONTINUA

http://www.eluniversal.com/opinion/111028/los-dictadores-tambien-mueren