ALEJANDRO J. SUCRE
EL UNIVERSAL
Con esa ley de control de ganancias, el mensaje implícito del Gobierno a la sociedad es que por las ganancias de unos, otros sufren. No importa que las ganancias vengan de nuevas invenciones, o de mejor uso de los recursos, más esfuerzo y dedicación al trabajo que a los vicios, o de motivar más al personal, o por atender nuevas demandas de los ciudadanos, lo que importa es que todos ganemos iguales, que nadie meta más goles, así unos duerman y otros entrenen. Y como el Gobierno no redactó ni aprobó paralelamente una ley de control de pérdidas, el otro mensaje complementario que el Estado envía con la nueva ley de ganancias es que a nadie en Venezuela le importa que los empresarios pierdan dinero. Esto quiere decir que en el fondo del corazón nuestra sociedad ve a los empresarios como una plaga mala que hay que controlar y mantener a raya.
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