En áreas geográficas y humanas distintas son distintas las concepciones, las movilizaciones, los manifiestos. En Miami, familias envían recursos o los llevan a Cuba, a veces con irresponsable aire de fiesta, y la intransigencia patriótica que insiste con denuedo en la carga mambí. Aunque estas diferencias enneblinan y oscurecen el panorama y el deber, la historia prueba que las mayorías autonomistas no escribieron el capítulo final, y que manos combatientes izaron en El Morro de La Habana la bandera de la estrella solitaria.
El régimen comunista destierra hoy a la disidencia para desarticularla. Los desterrados harán lo suyo en España y donde estén. Opositores indignados no quieren irse de Cuba. La tiranía demora su liberación. Las licencias extra penales serán más severas. Cabecillas indignos se aferran al poder que ultrajan. Debían suicidarse. Vociferaron “socialismo o muerte” y fracasado el socialismo no se inmolan ni renuncian; inventan piruetas hacia un despotismo chino que concilie totalitarismo y capitalismo, yunta insana.
Continua
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