El teniente coronel golpista reapareció en televisión, trémulo y descompuesto, todavía con el pánico de la derrota. Daba pena ajena verlo tratando de explicar que él ganó las elecciones a pesar de que sacó cientos de miles de votos menos que la oposición democrática. Ahora arreciarán seguramente sus atropellos, despilfarros y excesos, pero no podrá sacarse el plomo que lleva en el ala. El pueblo sabe que es derrotable, lo saben los militares y los civiles, también sus mantenidos y/o padrinos: los hermanos Castro y la parejita Kirchner, el amoral Lula y el desangelado Rodríguez Zapatero, Evo, Correa y el pedófilo Ortega, los terroristas de la FARC y de Ahmanidejad; en fin, ya todo el mundo lo sabe. Y esto es muy importante porque una de las cosas que explica el éxito de los totalitarios, es que convencen a la gente de que son invencibles.
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