domingo, 25 de julio de 2010

Entre el lucro y la justicia

BY FRANK CALZON
Cuando me enteré de las gestiones hechas por British Petroleum para liberar al terrorista libio condenado por el derribo en 1988 del vuelo 103 de Pan Am sobre Escocia, recordé el verso bíblico que dice: ``No hay nada nuevo bajo el sol''.
En 1996, ocho años después del ataque terrorista que destruyó la aeronave de Pan Am, tres ciudadanos norteamericanos y un residente legal de Estados Unidos que piloteaban dos avionetas en una misión de rescate, en espacio aéreo internacional, sobre el estrecho de la Florida, fueron asesinados por aviones de guerra cubanos. Las cuatro víctimas del terrorismo castrista fueron: Carlos Costa, Armando Alejandre, Mario de la Peña y Pablo Morales.
Según informes de prensa, BP le dio más importancia a sus posibles ganancias que a las 270 víctimas, 190 de ellas norteamericanas, que fueron asesinadas por la dictadura de Moammar Ghadafi.
El gobierno inglés ha dicho que la decisión de liberar al terrorista fue un grave error, y el senador Charles Schumer (demócrata por Nueva York) le ha pedido al secretario de Justicia norteamericano, Eric Holder, que abra ``una investigación criminal'' para ver si

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