BY CARLOS ALBERTO MONTANER
Los griegos amenazan con quemar Atenas para protestar contra la austeridad que les imponen los prestamistas. Sería inútil. Ese acto bárbaro no los exoneraría de someterse a la única regla económica inevitable: el monto de la riqueza que se gasta, a corto o largo plazo, está condicionado por la riqueza que se produce. Durante cierto tiempo es posible burlar este principio por medio de malabares contables, como han hecho los gobiernos griegos tramposamente, o por los préstamos o las dádivas que se reciben, pero al final no hay otro destino que ajustar gastos e ingresos, como sabe cualquier adulto que ha manejado un simple presupuesto familiar.
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