Tanto que te quise Caruaíto de mi vida. Fueron 15 años pisando tus gramitas, viendo como mi abuelita te convertía en un oasis de maticas, flores, cartelitos y detalles. Me acuerdo la primera vez que te vimos, eras un terrenito con potencial, la casa estaba bastante maltrecha y tenías pocas plantas para darnos cobijo, pero nos picaste cómplice el ojo, supimos que eras el lugar perfecto para que mis abuelitos vivieran el atardecer de colores que se merecían tras una larga estadía en este mundo. Te bautizaron "La Guachafita" porque así somos los Quintero, jodedorcitos, compinchosos, un clan. Pasé mil vacaciones contigo, me recorrí todas las playas que te quedaban cerca, los ríos, las montañas, viví mis necedades adolescentes y crecí refugiándome en tus tierras. Porque eso fuiste siempre para mí: un refugio, un remanso de paz, un escape de la urbe, de la vida, de todo. Ese era el papel que jugabas para mis abuelos y yo decidí pegarme en esa. Sí, supongo que ya te habrás dado cuenta de que te hablo en pasado, también debes estar aterrado con la quema y la tala que te desnudó. Y sé que tú también nos vas a extrañar, porque durante 15 años te dimos amor y cuidados que nos devolviste en frutos y verdes agradecidos. Lo siento muchísimo, nunca quisimos abandonarte, pero te mereces una explicación y te la voy a dar.
Continua:
http://www.laempresaprivada.com/blog234.pdf