Horacio Medina
Desde hace ya algo más de 10 años, Venezuela ha tomado un tortuoso camino que la conduce, como destino final, a la destrucción, el empobrecimiento y la devastación. Preocupantemente, los ciudadanos venezolanos, en general, no terminan de comprender de manera clara e inequívoca que quienes están encargados de conducir el país, han tomado ese camino, algunos deliberadamente y otros por error, sin que esa haya sido la instrucción, ni mucho menos la opción elegida en el mapa presentado en diciembre de 1998.
El punto de partida para este viaje con claras intenciones suicidas, se precisa en el mismo año 1999, al permitirse violando los preceptos constitucionales vigentes, la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, marcando de esta manera, también el comienzo del desquicio social e institucional, la aberrante difusión permisiva de actos de corrupción y la vía expedita para romper con la lógica social del venezolano.
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