lunes, 14 de julio de 2008

PROTEJAMOS A URIBE:


PROTEJAMOS A URIBE:NO A LA REELECCION
Por Alexis Ortiz.

La señora Ingrid Betancourt en este su momento de gloria, reconociò la valentìa de Alvaro Uribe para lograr su rescate y el de otros ciudadanos vìctimas del narcoterrorismo y, de modo màs rotundo dijo: “Hemos tenido mucha suerte porque ha sido muy buen presidente”.
Todo el mundo, hasta el indescifrable Chàvez, han reconocido el èxito y pulcritud de la operación militar que devolviò los rehenes a la libertad. Apenas Piedad Còrdoba, Nancy Pelosi, Cristina Kirchner y Yolanda Pulecio, se han refugiado en un mezquino silencio sobre el asunto.
Pero lo de Uribe no es un golpe de suerte ni un èxito aislado La suya ha sido una gestión de consistentes logros:
Pacificación del paìs; derrota y desmovilizaciòn de los paramilitares; devoluciòn de las calles y carreteras del paìs, antes controladas por los terroristas y los narcos, a los ciudadanos de bien y de trabajo; disminución de los crímenes polìticos y comunes; cerco a las FARC y al ELN, sin incurrir en excesos represivos. En fin, demostración de que la Democracia puede ser fuerte sin abusar.
Respeto a la disidencia, a la libertad de expresión, a la divisiòn de los poderes y a los derechos humanos.
Y en medio de una guerra, ha logrado mantener un crecimiento constante de la economía colombiana, captando nuevas inversiones, ampliando las exportaciones y reduciendo la pobreza. Ademàs, Uribe ha respetado los organismos multiraterales del hemisferio y sostenido sin complejos ni entreguismo, una inteligente alianza con los Estados Unidos.
Uribe, quien se educò en las universidades de Antioquia, Harvard y Oxford, ha completado una carrera cabal de servidor pùblico, como Alcalde de Medellín, Gobernador de Antioquia, Senador nacional y Presidente de Colombia.
El se ha colocado a la altura històrica de estadistas como Ròmulo Betancourt, Haya de La Torre, Lleras Camargo, Mùñoz Marìn, Sánchez Arango, Fernando Henrique Cardoso, Patricio Alwyn, Raùl Alfonsìn y Oscar Arias, todos hombres que cumplieron un programa democràtico y evitaron el continuismo.
Por eso serìa deplorable que Alvaro Uribe, al que admiramos, comprometiera su sitial en la posteridad con una innecesaria reelección. Un continuismo que lastimarìa su ganada imagen de estadista, para confundirlo con esos caudillos ambiciosos que saturan la historia latinoamericana.
Un lider lo es, tambièn, en la medida que facilita su sucesiòn. En que se concibe a si mismo como primus inter pares y no como hombre providencial, imprescindible. Un líder encarna un proyecto de gerencia compartida. Un plan cuya pertinencia permite que pueda sobrevivir sin èl.
En estos tiempos de popularidad, se escucha el aleteo de los obsecuentes que le susurran a Uribe la reelección. Ellos seguramente estàn màs interesados en sus càlculos egoístas que en el destino de Uribe y de Colombia. Pero un proyecto, si en verdad tiene legitimidad històrica, sino depende del carisma de un hombre, puede continuar con un líder de relevo idòneo. Y en el equipo de Uribe y en la polìtica de Colombia hay màs de uno.
Alvaro Uribe tiene que completar su obra de gobierno con la derrota final del narcoterrorismo, con la consolidación de una economía abierta y competitiva, con la garantìa de una vida tranquila para sus compatriotas, y, luego vendrà su actuación que merece en los organismos internacionales.
La reelección es una trampa, lo conduce a bloquear el desarrollo de sus propios compañeros, como cualquier caudillo tropical, atiza la pugnacidad estèril y, lo màs lamentable, lo aleja del sitial amable que le corresponde en la historia.

jalexisortiz@hotmail.com