
La economía venezolana y el beisbol
R ICARDO V ILLASMIL BOND
R ICARDO V ILLASMIL BOND
Samuel Bowles dijo alguna vez que "las analogías pueden ser engañosas, pero son las cosas menos engañosas que tenemos".Con ello en mente, voy a comparar a la economía venezolana con el beisbol.Al igual que en la inmensa mayoría de las empresas humanas, en el beisbol el éxito no depende no de hacer una cosa perfecta, sino de hacer simultáneamente un conjunto de cosas bien. De nada vale, por ejemplo, un manager que embasa uno, dos o tres bateadores en cada entrada pero que luego no anotan. Algo similar ocurre con los managers de la economía venezolana: no logran acumular en un mismo momento la masa crítica de condiciones para generar bienestar.En materia de política sectorial, se la pasan en un permanente operativo por lograr a toda costa objetivos intermedios –proveer créditos agrícolas baratos, por ejemplo– en un ambiente de incertidumbre sobre la propiedad de la tierra. Y luego se quejan de que "el sector privado no respondió".En materia macroeconómica ocurre algo similar. De repente se convencen de que la inflación es un problema y diseñan un operativo dirigido a derrotarla "a toda costa". Intensifican los controles de precios, cierran negocios, amenazan a productores y a comerciantes con penas de todo tipo y hasta bajan la tasa del IVA. Al final de mes, celebran el resultado inflacionario como quien celebra un "tubey", pero poco después se dan cuenta que lo dejaron en base porque generaron un problema más grave: escasez de alimentos.Lejos de hacerlos reflexionar, ello los lleva actuar como el terco que dice "eso no funcionó, vamos a probarlo otra vez". Diseñan entonces un nuevo operativo, dirigido esta vez a derrotar "a toda costa" la escasez, flexibilizando la entrega de divisas, concentrándola en el sector alimentos, haciendo pequeños ajustes en los precios de los bienes controlados e importando alimentos directamente para luego venderlos con enormes subsidios a fin de "no destruir lo logrado en materia inflacionaria".Con alegría, ven a final del mes cómo comienza a solucionarse el problema del desabastecimiento, pero a expensas del desabastecimiento en otras áreas y de la quiebra de empresas locales que no pueden competir con las importaciones gubernamentales. Deciden entonces que la solución es emitir unos bonos en dólares y que el Estado tome el control de las empresas quebradas para no ocasionar así la pérdida de puestos de trabajo. Y así van, dando tumbos, embasando gente pero carentes de una visión sistémica que les permita pisar el home.Lo peor de todo es que al final del juego le echarán la culpa al árbitro, a la fanaticada, o al imperio. Porque ellos, y sólo ellos, hicieron todo lo posible para ganar