Páginas de la Historia
La historia confirma aquella preocupación del griego Polibio: “Esos que saben cómo ganar son muchos más que esos que saben hacer uso apropiado de sus victorias” ”Los historiadores deben dar a su propio país una ventaja: Yo se los garantizo, pero no como decir cosas contrarias a los hechos”.
Aunque los comunistas derrumban pieza a pieza la historia nacional, ellos no iniciaron las alteraciones. Viejos libros escolares acusan a Estados Unidos de confiscar la expedición organizada por Martí que saldría del Fernandina, puerto de la Florida; no indican que las autoridades norteamericanas se obligan a proceder si hay delación. El delator fue López Peralta, teniente coronel resentido.
La delación contra el “Bermuda”, al mando de Calixto García Iñiguez, la hizo el cubano Del Villar, y la devolución inmediata de la embarcación y las armas permitió que la importantísima expedición con Calixto García al frente pudiera llegar a Marabí, Baracoa, en 24 de marzo de 1896.
Se envuelve en misterio y disimulos la muerte de Carlos Manuel de Céspedes en su finca San Lorenzo para no decir que guiado por un Judas lo mató el guerrillero Brígido Valencia.
Ocultar esas verdades a nadie sirve. Nada se pierde al analizar traiciones. Poco se pierde cuando se relatan recelos y querellas que en ocasiones dañaron la epopeya de la independencia. Aunque tales pecados agigantaron las penas que nos causó el régimen español, al estudiarlos con perspectivas se explican y racionalizan. Y conviene recordarlas para que sepan los delatores y enemigos de hoy, que su impudicia no daña la grandeza de los líderes ni resta gloria a la lucha que libramos. No hay guerra sin manchas.
La historia del mundo abunda en ironías, paradojas, contrasentidos.
La historia confirma aquella preocupación del griego Polibio: “Esos que saben cómo ganar son muchos más que esos que saben hacer uso apropiado de sus victorias” ”Los historiadores deben dar a su propio país una ventaja: Yo se los garantizo, pero no como decir cosas contrarias a los hechos”.
Aunque los comunistas derrumban pieza a pieza la historia nacional, ellos no iniciaron las alteraciones. Viejos libros escolares acusan a Estados Unidos de confiscar la expedición organizada por Martí que saldría del Fernandina, puerto de la Florida; no indican que las autoridades norteamericanas se obligan a proceder si hay delación. El delator fue López Peralta, teniente coronel resentido.
La delación contra el “Bermuda”, al mando de Calixto García Iñiguez, la hizo el cubano Del Villar, y la devolución inmediata de la embarcación y las armas permitió que la importantísima expedición con Calixto García al frente pudiera llegar a Marabí, Baracoa, en 24 de marzo de 1896.
Se envuelve en misterio y disimulos la muerte de Carlos Manuel de Céspedes en su finca San Lorenzo para no decir que guiado por un Judas lo mató el guerrillero Brígido Valencia.
Ocultar esas verdades a nadie sirve. Nada se pierde al analizar traiciones. Poco se pierde cuando se relatan recelos y querellas que en ocasiones dañaron la epopeya de la independencia. Aunque tales pecados agigantaron las penas que nos causó el régimen español, al estudiarlos con perspectivas se explican y racionalizan. Y conviene recordarlas para que sepan los delatores y enemigos de hoy, que su impudicia no daña la grandeza de los líderes ni resta gloria a la lucha que libramos. No hay guerra sin manchas.
La historia del mundo abunda en ironías, paradojas, contrasentidos.