
Sordos, ciegos y mudos
En la Venezuela que comanda Hugo Chávez, el pluralismo está vedado, a pesar de ser un mandato constitucional (por ahora).
La caza de la disidencia legítima al "proceso" es cosa del día a día. El Gobierno y los oficialistas no toleran nada: ni las protestas cívicas no violentas, ni las manifestaciones estudiantiles, ni el ejercicio del periodismo independiente. Incluso, los informes técnicos de organizaciones internacionales son considerados como hechos "desestabilizadores".
Para muestra, he aquí tres hechos recientes:
El primero, es el caso del cantante español Alejandro Sanz, a quien el Gobierno le suspendió unilateralmente un concierto pautado para el 1° de noviembre en El Poliedro, a pesar de que existía un contrato con la empresa productora y se habían vendido todas las entradas. El ministerio de Educación Superior, al cual está adscrito ahora El Poliedro, habría alegado medidas de seguridad y por remodelación del Coso de la Rinconada. Sin embargo, declaraciones del titular de ese despacho, Luis Acuña, a la periodista Mari Pili Hernández, revelaron cual era el verdadero motivo de la cancelación del concierto: Las críticas que en 2004 hiciera el cantante al Gobierno de Chávez. Acuña dejó en el aire la siguiente pregunta a los "habitantes del país": ¿si algún artista viene a despotricar del presidente Chávez, a despotricar del proyecto bolivariano, si estuvieran en la posición de prestarle El Poliedro para que lo haga, se lo prestarían?
El segundo, es el caso de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), organización que se ha pronunciado en varias ocasiones en contra de las violaciones a la libertad de información y expresión por parte del Gobierno de Hugo Chávez. La SIP tenía previsto realizar su reunión de marzo de 2008 en Venezuela. Sin embargo, según informaciones del comité anfitrión, integrado por representantes de medios venezolanos asociados a la SIP, la sede será en otro país ya que en Venezuela no encontraron disponibilidad en ningún hotel de país. Según el presidente de la SIP, Rafael Molina, el Gobierno venezolano habría cerrado las puertas a la organización de forma "torpe e indirecta", al ejercer presiones sobre los hoteles para que no le reservaran a la SIP ni habitaciones ni local para la reunión.
El tercero, y tal vez más patético, fue la violencia con la cual se trató a un pequeño grupo de estudiantes y representantes de la sociedad civil, que han venido promoviendo la democracia y las libertades. El grupo asistió en el Teatro Teresa Carreño al acto público donde la Comisión Mixta del Parlamento presentaba el informe final de la propuesta de "reforma" constitucional. Cuando algunos de sus representantes intentaron manifestar su rechazo a los 25 artículos adicionales incorporados inconstitucionalmente por esa comisión, no sólo fueron atacados por los seguidores de Chávez, sino que fueron sacados a empujones del recinto por la Guardia Nacional y tildados por la presidenta del Parlamento como fascistas y golpistas.
Éste parece ser el tipo de "intercambio de ideas" y de "diálogo" de sordos, ciegos y mudos que se busca imponer en la Venezuela bolivariana.