VISA PARA UN SUEÑO Parte II
Los Estados Unidos constituyen, significan y simbolizan la gran nación abanderada de la libertad y la democracia, Un país de inmigrantes, formado y desarrollado por inmigrantes. Se calcula que anualmente 200 millones de personas en el mundo cambian de país, y de esos uno de cuatro personas, o sea 50 millones, se establecen en los Estados Unidos.
La Estatua de la Libertad en New York, por muchos años ha dado la bienvenida a millones de inmigrantes de todo el mundo. Una hermosa placa evoca el poema de Emma Lazarus, escrito para la época de su creación/instalacion: “Dame tus cansadas, pobres y apiñadas masas, ansiosas de respirar libertad, tus desdichados restos de ingentes tierras. Envíame a esos desamparados, arrojados por la tempestad: ¡Que yo levanto mi antorcha junto a la puerta dorada!”
La Isla Ellis, muy cercana a la Estatua de la Libertad, fue por muchos años la Inmigración/aduana/sanidad de New York y en ella se recibía a todo inmigrante, venido de las más distintas tierras, sin visas y apenas sin documentación. De 1855 a 1890 aproximadamente 8 millones de inmigrantes la mayoría del norte y occidente de Europa, especialmente de Inglaterra, Irlanda, Alemania y los países escandinavos entraron por sus puertas. De 1892 a 1954, más de doce millones de inmigrantes entraron a los Estados Unidos mediante la Aduana de esta Isla.
Muy pocos fueron rechazados, apenas el 2%, por tratarse de connotados criminales o enfermos infecciosos. Esta isla, hoy dedicada al turismo y museo de inmigración ha venido sirviendo a descendientes de viajeros que llegaron sin pasaporte (los pocos datos de los viajeros aparecían en el conocimiento de embarque de los buques en que venían transportados) y ahora tratan de conocer algo más de sus orígenes. También los especializados en genealogía utilizan la documentación que encuentran en la Isla Ellis para hurgar en el pasado de las familias. ¡God bless América!
Alrededor de esta realidad se creó el gran “Sueño Americano” que hoy se ve amenazado por negras nubes de discriminación y racismo. Pareciera que las puertas se cierran a los inmigrantes, especialmente a los hispanos. Que la Antorcha de la Libertad se apaga y se establecen ciudadanos de primera y de segunda. Los indocumentados comienzan a ser llamados “ilegales” y de allí se les tilda de “criminales” a los que se persiguen, encarcelan y deportan.
Seamos objetivos y realistas: toda nación y desde luego EEUU, que es el más poderoso país del mundo, tiene necesariamente que proteger sus fronteras y además tiene el derecho y el deber de crear leyes, normas y pautas para su seguridad y defensa nacional y para seleccionar la inmigración que desee, en la cuantía que también decida. Además los ataques del 9-11 agravaron la situación porque estamos en guerra contra el terrorismo internacional y vivimos como en tiempos de paz, pero permanentemente amenazados por los enemigos de adentro y de afuera. La verdadera guerra asimétrica.
Lo triste es que el problema real se ha desvirtuado y politizado y no se halla solución, aunque ésta existe. El Congreso se encuentra en mora con la nación. El Ejecutivo, diezmado al final del periodo, se radicaliza contra los inmigrantes, contrario a su propia tesis. Los partidos políticos sacrifican sus posiciones de acuerdo a las encuestas y posibilidades de ocupar mejores posiciones. Los gobiernos locales actúan incoherentemente unas veces a favor y otras en contra del respeto a los residentes. El poder judicial endurece su actuación. Algunos influyentes medios de comunicación se prestan a exacerbar los ánimos en contra de los inmigrantes.
(Continúa y finaliza con la parte III)
Bartolomé Pérez.