Estos ocho días de ataques han sido otro trágico laboratorio de pruebas
Los principales actores han tratado desesperadamente de mejorar posiciones
Israel quiere darle la puntilla a la ANP por solicitar un nuevo estatus
Felipe Sahagún |
En el espeso bosque de Oriente Próximo y Medio los ocho días de ataques entre Israel y Hamas en Gaza que concluyeron el 20 de noviembre en otro alto el fuego han sido otro trágico laboratorio de pruebas en el que los principales actores locales y regionales, y el único global, los EEUU, han tratado desesperadamente de mejorar posiciones.
El acuerdo, por frágil que sea y por poco que dure, demuestra una mayor tolerancia israelí del Islam político representado por los Hermanos Musulmanes
El acuerdo, por frágil que sea y por poco que dure, demuestra una mayor tolerancia israelí del Islam político representado por los Hermanos Musulmanes en Egipto y en Gaza, y la negociación de los compromisos generales incluidos en él, si fructifica, sería un proceso de paz en toda regla, aunque nadie lo haya reconocido así oficialmente.
Si el alto el fuego vuela en pedazos en días o semanas, como ha sucedido con todos los anteriores, estaremos de nuevo en el punto cero. Si, a pesar de violaciones aisladas, se respeta y se avanza hacia un acuerdo estable, Hamas podría salir de las listas estadounidense y europea de grupos terroristas y convertirse en el representante indiscutible del pueblo palestino.
Con tal de aislar y debilitar a la Autoridad Palestina, con la que no ha contado para nada desde hace años, Netanyahu parece dispuesto –respondiendo a una revisión profunda de sus servicios de inteligencia a los cambios en Túnez, Libia, Egipto, Jordania y Siria-, a ayudar a Hamas. La condición es que Hamas acepte por fin las tres condiciones del Cuarteto: reconocer a Israel, dejar de disparar y negociar.
Así Netanyahu y Obama darían la puntilla al líder de la Autoridad Palestina, Abu Mazen (M. Abbas), por seguir adelante con su solicitud ante la Asamblea General del estatus de "estado no miembro", como el del Vaticano, en Naciones Unidas. A diferencia de Netanyahu, Obama es partidario de un Estado palestino independiente, pero ambos rechazan la solicitud del nuevo estatus palestino sin acuerdo previo con Israel.
El acuerdo, por frágil que sea y por poco que dure, demuestra una mayor tolerancia israelí del Islam político representado por los Hermanos Musulmanes en Egipto y en Gaza, y la negociación de los compromisos generales incluidos en él, si fructifica, sería un proceso de paz en toda regla, aunque nadie lo haya reconocido así oficialmente.
Si el alto el fuego vuela en pedazos en días o semanas, como ha sucedido con todos los anteriores, estaremos de nuevo en el punto cero. Si, a pesar de violaciones aisladas, se respeta y se avanza hacia un acuerdo estable, Hamas podría salir de las listas estadounidense y europea de grupos terroristas y convertirse en el representante indiscutible del pueblo palestino.
Con tal de aislar y debilitar a la Autoridad Palestina, con la que no ha contado para nada desde hace años, Netanyahu parece dispuesto –respondiendo a una revisión profunda de sus servicios de inteligencia a los cambios en Túnez, Libia, Egipto, Jordania y Siria-, a ayudar a Hamas. La condición es que Hamas acepte por fin las tres condiciones del Cuarteto: reconocer a Israel, dejar de disparar y negociar.
Así Netanyahu y Obama darían la puntilla al líder de la Autoridad Palestina, Abu Mazen (M. Abbas), por seguir adelante con su solicitud ante la Asamblea General del estatus de "estado no miembro", como el del Vaticano, en Naciones Unidas. A diferencia de Netanyahu, Obama es partidario de un Estado palestino independiente, pero ambos rechazan la solicitud del nuevo estatus palestino sin acuerdo previo con Israel.
continua