
Una Fiesta Inmortal:la Navidad
Después de siete años de iniciado el Siglo Veintiuno de la era cristiana, el mundo moderno llega hoy a otra Navidad en la que, como en todos los 25 de diciembre, se celebra el nacimiento del Niño Dios, de Jesús, de ese Ser divino y humano que trajo al mundo el sublime mensaje de la paz y del amor. En el Belén bíblico, en un pesebre rodeado de conmovedora humildad, junto a su madre, la Santísima Virgen María y su padre putativo, San José, se inició la vida suprema de un niño que es milagrosamente Dios.
En estos veinte siglos la humanidad ha tenido en el nacimiento, vida pública y obra de Jesús el testimonio inconmensurable de lo que Dios ha planeado para el mundo a través de la gloriosa vida, muerte y resurrección del Divino Redentor.
La Navidad es una fiesta de inmensa significación espiritual y religiosa, vaciada en moldes de valores eternos, como eterno es lo que representan la vida y la obra de Jesucristo. La Navidad es una fiesta hogareña, que no debe perder ni su nombre ni su proyección para las familias cristianas. Abarca el Cielo y la tierra. Es una fiesta que solamente tiene una trayectoria, una finalidad, la salvación de las almas a través del amor a Dios.
Hay que evitar, a todo trance, que esta fiesta revista características mundanas que monopolicen su genuino sentido excluyendo las manifestaciones de la alegría que emana de lo que desde Belén ha sido y es su noble y santa razón de ser.
En cada Navidad se debe proclamar todo el mensaje de Jesús, todo el ejemplo de su vida y de su muerte. Asimismo, se debe recordar la formación de una familia que, en lo divino y en lo humano, vive en perenne reconocimiento de todos los que en el mundo le rinden culto a Dios y a su glorioso Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
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http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=42949
En estos veinte siglos la humanidad ha tenido en el nacimiento, vida pública y obra de Jesús el testimonio inconmensurable de lo que Dios ha planeado para el mundo a través de la gloriosa vida, muerte y resurrección del Divino Redentor.
La Navidad es una fiesta de inmensa significación espiritual y religiosa, vaciada en moldes de valores eternos, como eterno es lo que representan la vida y la obra de Jesucristo. La Navidad es una fiesta hogareña, que no debe perder ni su nombre ni su proyección para las familias cristianas. Abarca el Cielo y la tierra. Es una fiesta que solamente tiene una trayectoria, una finalidad, la salvación de las almas a través del amor a Dios.
Hay que evitar, a todo trance, que esta fiesta revista características mundanas que monopolicen su genuino sentido excluyendo las manifestaciones de la alegría que emana de lo que desde Belén ha sido y es su noble y santa razón de ser.
En cada Navidad se debe proclamar todo el mensaje de Jesús, todo el ejemplo de su vida y de su muerte. Asimismo, se debe recordar la formación de una familia que, en lo divino y en lo humano, vive en perenne reconocimiento de todos los que en el mundo le rinden culto a Dios y a su glorioso Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
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