El presidente Barack Obama habla sobre el precipicio fiscal el 21 de diciembre en la Casa Blanca. El dilema de los impuestos es una de sus prioridades para el año que pronto comienza.
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Sergio Muñoz Bata
Inmediatamente después de su reelección a la presidencia, Barack Obama anunció que la aprobación de la reforma migratoria integral sería una de sus prioridades para el 2013. La batalla en el Congreso no será fácil y menos ahora que debe emprender una complicada negociación política para evitar que el país caiga en el llamado “precipicio fiscal” y la tragedia de Newtown, Connecticut, le obliga a trabajar para imponer controles racionales a la venta de armas en este país.
Así las cosas, y a pesar de la naturaleza cambiante e impredecible de la actividad política, el tema de la reforma migratoria debe seguir siendo la prioridad principal de la agenda de Obama para el 2013. Para lograr su objetivo, el presidente tendrá que emplear su capital político con mayor efectividad para convencer a un puñado de legisladores republicanos moderados de la necesidad de la reforma migratoria integral, no parcial.
Al igual que en el caso del precipicio fiscal y en el de la posible legislación para restringir la venta de ciertos tipos de armas, Obama necesita no solo de apoyo de la inmensa mayoría de los demócratas en ambas cámaras del Congreso sino de un puñado de republicanos moderados que tengan el valor civil para aumentarle los impuestos al 2% de la población, los súper ricos, y sobre todo para enfrentarse a la poderosa NRA, o Asociación Nacional del Rifle.
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