BOLETIN DE NOTICIAS Nro. 243
PODER, TEMOR Y ESPERANZA
Gral. de Bgda. (Ej.) Juan Antonio Herrera Betancourt
El profesional militar en su camino ascendente y en su permanente capacitación, pasa del conocimiento de la técnica al conocimiento de la táctica y de la estrategia, para llegar a los más altos niveles donde los diferentes factores del Poder, como son el político, el económico, el social y el militar, deben ser de su profundo dominio para así estar plenamente convencidos que podrá tener la capacidad de cumplir con su gran misión de garantizar la soberanía e integridad territorial, dándole seguridad a todos sus compatriotas para que lleven adelante sus fines de vida. Pero cuando el conocimiento profesional es incompleto o deficiente, ocurren las desviaciones hacia otras actividades que van en contra de los principios fundamentales de la formación militar y el deber institucional de la fuerza armada, cayendo en la equivocada apreciación de que el militar por el poder que le dan los armamentos que maneja está en capacidad de convertirse en conductor del estado y ejercer el poder sin considerar el equilibrio que debe existir entre los diferentes factores que lo constituyen, a fin de dar la valorización y respeto a las diferentes instituciones de la sociedad. Y cuando se violenta ese equilibrio y se le da mayor contenido a uno de ellos, y se tiene una visión basada en la preponderancia del factor militar, se cae en el aberrante militarismo, que es la visión cerrada de quien no tiene la formación de estadista. El militarismo, que ha estado presente en gran parte del tiempo de nuestra vida republicana, ha llevado a la conducción del poder a camarillas cuyo mérito es más la lealtad al caudillo y no la capacidad para la conducción de las instituciones del estado. Y cuando ya creíamos que habíamos superado esta tragedia nacional, que ha sembrado miseria y dolor, ha revivido bajo la simulación de conceptos..
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