viernes, 1 de julio de 2011

¿Gigante con pies de barro o barro con pies gigantes? * 1/3


La gran vocación norteamericana por hacer algo por los demás, independientemente de que nos lo agradezcan o no, se ha ido profundizando y complicando en el transcurso de los años. Además de los enormes gastos que significan organizaciones internacionales de todo tipo (en las que invariablemente la parte fundamental de la cuenta de gastos nos pertenece) están los planes de ayuda bilateral, multilaterales, y muchos otros. Ni siquiera trataremos el tema de los enormes recursos empleados en defender a otros o impedir masacres. Como si fuera poco, en 1944 se creó una más: El Fondo Monetario Internacional. Esta Organización fue blanco de la ira de la izquierda extrema hace algunos años y es parte importante ahora del asombro mundial  por el comportamiento de su Presidente hasta hace poco: Dominique Strauss-Kahn.
Como genialmente nos explicó el Presidente Reagan, el gobierno es la organización perfecta para crear instituciones que nunca más serán abolidas, no importa si hacen falta o no. El papel del gobierno aquí lo hacen las organizaciones internacionales, el “gobierno mundial” a todos los efectos de analogismo para asociarlo con esta parte de lo que Reagan nos dejó heredado de su genialidad política.
Como en casi todos los casos, el FMI nació obedeciendo a una necesidad de su época. No importa que la necesidad se terminara, nunca más se plantea ni se planteará su desaparición, pese a que su inutilidad en esta época es evidente y lo peor, que significa un gran costo para nosotros, los contribuyentes norteamericanos.