Hugo Chávez no está bien. El normalmente voluble e hiperactivo presidente venezolano está gobernando su país desde una cama de hospital en La Habana, luego de una operación de emergencia practicada el 10 de junio para tratar un “absceso pélvico” que interrumpió la última de sus muchas visitas a Cuba.
Exactamente qué causó el absceso, o qué tan severo fue, no ha sido revelado. Funcionarios dicen que no está vinculado a la maltrecha rodilla izquierda que ya había frenado al presidente en las últimas semanas y que le obligó a usar un bastón. Chávez continúa firmando decretos y sus cercanos colaboradores aseguran que está recuperándose y pronto estará de vuelta en Venezuela.
La oposición ha planteado que el vicepresidente Elías Jaua debería asumir la presidencia, pero Jaua dice que es innecesario. Los males médicos de Chávez podrían exceder sus dificultades políticas. Venezuela está en los estertores e una campaña presidencial que no arrancará oficialmente hasta el año próximo. La opositora Mesa de Unidad Democrática estará escogiendo su candidato en febrero. Asumiendo que el gobierno no interfiere con el cronograma –el cual no está en modo alguno garantizado- la elección se realizará en diciembre del 2012. Pero un asunto ensombrece todos los demás en esta dividida nación: ¿Puede este ex oficial del ejército, quien ha estado en el poder desde 1999, ganar un tercer mandato de seis años?
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