Partidarios del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, participan en Managua en una manifestación de respaldo a la candidatura del líder sandinista. Las elecciones tendrán lugar el 6 de noviembre.
ELMER MARTINEZ
Después de un periodo relativamente prolongado en que el crónico síndrome de reelección inmediata en Centroamérica parecía superado –solo Costa Rica la acepta, Nicaragua se adhiere a la figura alterna y limitada y Guatemala, El Salvador y Honduras la prohíben en cualquiera de sus formas– este ha regresado con ambiciosos gobernantes tratando de imponerla ilegal e inmoralmente, provocando un retroceso político de peligrosas consecuencias en la región.
Este nuevo ciclo de cierta forma se inicia cuando Oscar Arias en el 2003, convencido de su mesiánico destino, logra convencer a la Corte Suprema de Justicia de que la prohibición es inconstitucional y gana por estrecho margen la presidencia en el 2006. Acaba así un prolongado periodo en el cual Costa Rica había mantenido una ejemplar alternabilidad presidencial y se destacaba en la región latinoamericana como el adalid de la democracia.
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