lunes, 31 de enero de 2011

La decadencia norteamericana

BY CARLOS ALBERTO MONTANER

El presidente Obama está preocupado por la presunta decadencia norteamericana. Lo acaba de decir, elegantemente, en su discurso anual ante el Congreso. Le parece que la calidad de la educación se ha deteriorado notablemente. Teme que ese fenómeno disminuya el ritmo innovador de la sociedad y que, como consecuencia, su país pierda la hegemonía planetaria que ha disfrutado desde hace un siglo, tras la Primera Guerra mundial. Siente que los chinos se aproximan a paso rápido, y, tras ellos, los hindúes. Uno de cada tres terrícolas es chino o hindú. Sólo uno de cada veintitrés es estadounidense.
Es posible que Obama tenga cierta razón, pero lo curioso es que se trata de una queja casi universal. La he oído en toda Europa. El porcentaje de italianos analfabetos funcionales (que no pueden seguir instrucciones escritas complejas) es altísimo. Media España está convencida de que las jóvenes generaciones están peor educadas que sus padres. Francia hace ya más de un siglo que dejó de ser el centro de la alta cultura mundial y cada día que pasa se aleja más de la posición dominante que alguna vez tuvo. Su literatura actual es internacionalmente desconocida. Su cine se ha desvanecido. Su teatro y su música dejaron de interesar hace muchos años. Algo parecido, aunque con menor intensidad, sucede con Alemania e Inglaterra. Incluso Finlandia, que tiene los estudiantes mejor preparados del mundo de acuerdo con los exámenes

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