Buck Canel decía: “no se vaya que esto se pone bueno”, cuando entre inning e inning tocaba hacer los comerciales que permitían radiar el juego a los miles de fanáticos que se pegaban a la radio, y, si estuviera vivo en este momento, viendo cómo se mueven los toros electorales en Venezuela, repetiría lo mismo, con la emoción contenida para no delatar sus preferencias.
Pero, inevitablemente, estaría coreando con el corazón vuelto un secreto, en favor de la oposición que en todas las encuestas aparece aventajando al entrépito de Hugo Chávez, quien se ha colado en esta contienda tratando de convertir su imagen en portaviones de unos candidatos al parlamento a quienes no conocen ni en la cuadra donde viven.
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