viernes, 13 de junio de 2008

LA DIFICIL OPOSICION A CHAVEZ


LA DIFICIL OPOSICION A CHAVEZ
Por Alexis Ortiz.

Algunos compatriotas, de esos que de vez en cuando “arriesgan la vida” en el Arepazo de Doral, un bar de Tampa o un restaurant de Orlando, suelen criticar a la oposición que lucha dentro de Venezuela porque no termina de derrocar a Chàvez.
Ellos son tan astutos que hablan de salidas militares, sin contar con operadores en el ejèrcito, o, de matar al caudillo sin reparar que esta tarea, dada la protecciòn de los anillos cubanos de seguridad, es prácticamente imposible.
Ademàs los astutos pierden de vista, como hemos dicho otras veces, que las asonadas militares (incluso la de Chàvez) han sido nefastas en la historia latinoamericana y que, por otra parte, los demócratas por humanistas y cristianos somos totalmente contrarios a los asesinatos polìticos.
Nuestra gente, polìticos, empresarios, acadèmicos, intelectuales, obreros, campesinos y jòvenes, lucha en Venezuela cada dìa cercada por las mayores dificultades e incomprensiones.
Tienen que enfrentar a un caudillo sin escrúpulos, capaz de tomar una decisión y cambiarla inmediatamente. Con un discurso doble y hasta triple y rodeado no de aliados, sino de lacayos obsecuentes.
De esto ùltimo tenemos sobrados ejemplos, los ùltimos son los acrobàticos cambios de posición del teniente coronel golpista con respecto a las FARC y la llamada Ley Gestapo o Ley Sapo. Sin contar la llamada a dialogar a unos empresarios a los cuales lleva casi una dècada atropellando.
Chàvez hace y deshace, dice y se desdice, sin dar explicaciones a nadie, mucho menos a sus seguidores. Es patètico, verbigracia, ver al diputado Calixto Ortega y al magistrado Carlos Escarrà, chavistas ultrapetita, como quedaron deslucidos cuando su amo echò para atràs la Ley Gestapo que ellos habìan tratado de justificar apasionadamente.
Pero ademàs de ese estilo inasible de Chàvez. Esa capacidad de mimesis y amoralidad que hace muy complicado enfrentarlo con criterios racionales o sentido comùn, èl cuenta con otras ventajas difíciles de sortear para una oposición sensata y democràtica.
Asì vemos como tiene un fèrreo control de los poderes pùblicos (ejecutivo, legislativo, judicial, de fiscalìa y contraloría, militar, policial…) y, desde luego, el poder electoral. Todo esto le permite en procesos electorales o simplemente polìticos o sociales, lo que podrìamos denominar un fraude de estado, es decir, avasallar a los opositores con todo el poder del estado.
Esto sin contar con el acaparamiento del tiempo y espàcios de los medios de comunicación social para su propaganda y de la capacidad represiva para amedrentar disidentes. Y claro està, sin olvidar que èl ha manejado màs dinero que cualquier presidente en la historia republicana de Amèrica Latina. Entonces, el alcance de su soborno social dentro de Venezuela y del chantaje petrolero a otros paìses (incluìdo EEUU), es algo que salta a la vista.
Pero si todo eso no fuera suficiente, Chàvez se beneficia del antinorteamericanismo de las èlites europeas e iberoamericanas y por añadidura, de la insòlita complacencia de los liberales dentro de Estados Unidos y de las agencias internacionales de noticias (AP, Reuter, AFP, EFE y otras).
De tal manera queridos amigos que lidiar con un tipo de tan poca ètica y de muchos recursos como Hugo Chàvez, no es cosa fácil. La gente de la oposición hace esfuerzos heròicos en Venezuela, con escasa solidaridad internacional y teniendo que soportar dentro del paìs a toda una colmena de oportunistas que entre bastidores critican a Chàvez, pero siempre estàn prestos a hacer negocios con sus funcionarios corruptos.
O sea que en lugar de maltratar a la oposición interna con crìticas desmesuradas, debemos buscar la manera de darle nuestra colaboración para que perseveren en el empeño de salir de Chàvez democráticamente, al menor costo polìtico posible para el pueblo venezolano.