miércoles, 30 de enero de 2008

NIEMEYER NO CONOCE AL DIABLO

NIEMEYER NO CONOCE AL DIABLO
Por Alexis Ortiz.

Rebosante de la adulante complacencia con que de ordinario la agencia de noticias Associated Press(AP) trata al juràsico Fidel Castro, nos topamos con un cable que da parte de la inauguraciòn de una escultura del ilustre artista brasilero Oscar Niemeyer, en la Universidad de La Habana.
La escultura representa al “Imperialismo” bajo la figura de un enorme diablo que acosa a un desguarnecido ciudadano cubano. O sea, Realismo Socialista del màs mondo, lirondo y cachondo. El patriarca Iòsiv Vissariònovich Dzhugachvilli (vulgo Stalin), seguramente le hubiera entregado el Premio Mundial de la Paz al longevo carioca por ese engendro.
La presentaciòn de la obra satànica estuvo a cargo del apòstol postrero de la extinguida Teologìa de la Liberación, el inefable Frei Betto. El tambièn brasilero Betto dijo con arrobo de quinceañera enamorada: “Siempre estuvo con Cuba…Niemeyer hizo suya la causa de la revoluciòn”.
Uno recuerda que en el pasado Aragòn, Sartre, Jorge Amado, Saramago, Buñuel, Alberti, Julio Cortàzar y muchos otros intelectuales de alto vuelo, se entusiasmaron con Fidel Castro y su vocinglera revoluciòn. Lo que no se entiende es que despuès de “la Biafra del espìritu”, como llamò Aragon a la invasión de Checoeslovaquia por los tanques sovièticos; después de la humillación a Heberto Padilla; y de tantos fusilados, desterrados, prisioneros y balseros en Cuba, haya gente instruida que siga creyendo en Castro.
Es comprensible que Chàvez, Naomi Campbell y Michael Moore se embelesen con el dèspota cubano, porque después de todo son ignorantes e impresionables. Es lògico que Mario Benedetti, Ignacio Ramonet y Eduardo Galeano defiendan la dictadura de La Habana, porque ellos reciben puntualmente su estipendio por esas “aventuras literarias”.
Incluso vemos compasivamente que figuras patèticas, como Daniel Ortega, el propio Betto, Tiro Fijo, Maradona y la Bonafini, semanalmente eleven sus oraciones al moribundo de La Habana. Es asì, ellos forman parte de esa fauna reaccionaria que sòlo sabe nadar en los pantanos del resentimiento. A ellos sòlo les queda el odio a los Estados Unidos como razòn de vida.
Pero en verdad cuesta trabajo entender que figuras siderales del pensamiento y la creatividad, como por ejemplo Gabriel Garcìa Màrquez y ese perìnclito centenario Oscar Niemeyer, anden en estos dìas del tercer milenio, rindiendo culto a un caudillo responsable de tantos crìmenes y tanto fracaso como Fidel Castro.
El carioca Oscar Niemeyer naciò una mañana iluminada de 1907, en Rìo de Janeiro. Se hizo famoso en todo el orbe por el diseño y elevación de Brasilia, ciudad declarada patrimonio arquitectónico de la humanidad por la UNESCO. El siglo XX y lo que va del XXI reconocieron a Niemeyer como un paladìn de la arquitectura màs moderna, humana y atrevida. El ha sido uno de los grandes latinoamericanos de todos los tiempos.
Por eso nos abochorna y nos arrincona en la perplejidad, que un sujeto de la estatura històrica de Oscar Niemeyer, no haya descubierto que el verdadero diablo se viste de rojo y desde hace casi cincuenta años martiriza a nuestros hermanos de Cuba. ¡Què làstima que tanta lucidez no le alcance para captar lo obvio!

jalexisortiz@hotmail.com