LA COLUMNA DE MOISES NAIM
Declina la capacidad de los países para actuar juntos pero aumentan los problemas que lo exigen
Moisés Naím 16 FEB 2013
¿En que se parecen la crisis económica europea, la guerra civil en Siria y el calentamiento global? Nadie parece tener el poder para detenerlos.
Esto se debe en parte al hecho de que los tres pertenecen a una peligrosa clase de retos que enfrenta el mundo: problemas que requieren de la intervención de varios países actuando concertadamente ya que ninguna nación —ni siquiera una superpotencia— los puede resolver por sí sola. Además, estos problemas se complican debido a que la capacidad de los países para ponerse de acuerdo entre sí y actuar de manera concertada ha venido declinando.
Y, al mismo tiempo que la capacidad de la comunidad internacional para coordinarse y actuar declina, los problemas que requieren que esto ocurra vienen en rápido aumento. La tecnología y demás fuerzas que impulsan la globalización están entrelazando naciones, sociedades y grupos cada vez con más fuerza. Una de las consecuencias de esta interdependencia es que se ha disparado el número de problemas
Esto se debe en parte al hecho de que los tres pertenecen a una peligrosa clase de retos que enfrenta el mundo: problemas que requieren de la intervención de varios países actuando concertadamente ya que ninguna nación —ni siquiera una superpotencia— los puede resolver por sí sola. Además, estos problemas se complican debido a que la capacidad de los países para ponerse de acuerdo entre sí y actuar de manera concertada ha venido declinando.
Y, al mismo tiempo que la capacidad de la comunidad internacional para coordinarse y actuar declina, los problemas que requieren que esto ocurra vienen en rápido aumento. La tecnología y demás fuerzas que impulsan la globalización están entrelazando naciones, sociedades y grupos cada vez con más fuerza. Una de las consecuencias de esta interdependencia es que se ha disparado el número de problemas
continua