alexisortiz@elpolitico.com
Chávez y los Castro arremeten contra los que resisten a su empeño de imponer el neocomunismo en América
Cuando el Congreso paraguayo, en uso de sus facultades constitucionales, decidió casi por unanimidad destituir al incompetente y entreguista presidente Fernando Lugo, se empandillaron para cercar a la nación guaraní Dilma Rousseff y su mentor el entrometido Luiz Inacio Lula Da Silva, la avasalladora Cristina Kirchner, el desprevenido José Mujica, todos haciéndole el juego a Hugo Chávez y a los hermanos Castro.
De inmediato perpetraron Brasil, Argentina y Uruguay, la ilegalidad de incorporar a la Venezuela chavista al Mercosur, convirtiendo a ese instrumento de libre intercambio comercial, en un foro político para fastidiar a los Estados Unidos, de conformidad con la estrategia Castro-Chávez.
Pero la cosa no se quedó allí. Siguen las innecesarias agresiones a Paraguay. La última la acaba de hacer el propio Chávez con la aquiescencia de sus aliados Dilma-Lula, la Kirchner, el Mujica y la fauna del decrépito nuevo socialismo: Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa, Raúl Castro, Manuel Zelaya, ¿López Obrador?, Piedad Córdoba, Fernando Lugo…
Chávez expulsó de Venezuela a los funcionarios de la embajada paraguaya, con el perentorio lapso de 72 horas para salir del país. Ese atropello del teniente coronel golpista de Venezuela, contrasta con la paciente postura del gobierno de Paraguay, que no rompió relaciones con Venezuela, a pesar de quedar demostrado que el canciller de ese país, Nicolás Maduro, se reunió con militares paraguayos para promover un golpe de estado en La Asunción.
Chávez y los Castro arremeten contra quienes resisten a su necio empeño de imponer el Socialismo del Siglo XXI (o neocomunismo) en el Continente. Al respecto opinó el ex embajador de Paraguay en la OEA, Hugo Saguier Caballero:
“No estamos obligados a seguir un modelo político. No hay nadie que nos pueda obligar”.
Chávez y los Castro arremeten contra los que resisten a su empeño de imponer el neocomunismo en América
Cuando el Congreso paraguayo, en uso de sus facultades constitucionales, decidió casi por unanimidad destituir al incompetente y entreguista presidente Fernando Lugo, se empandillaron para cercar a la nación guaraní Dilma Rousseff y su mentor el entrometido Luiz Inacio Lula Da Silva, la avasalladora Cristina Kirchner, el desprevenido José Mujica, todos haciéndole el juego a Hugo Chávez y a los hermanos Castro.
De inmediato perpetraron Brasil, Argentina y Uruguay, la ilegalidad de incorporar a la Venezuela chavista al Mercosur, convirtiendo a ese instrumento de libre intercambio comercial, en un foro político para fastidiar a los Estados Unidos, de conformidad con la estrategia Castro-Chávez.
Pero la cosa no se quedó allí. Siguen las innecesarias agresiones a Paraguay. La última la acaba de hacer el propio Chávez con la aquiescencia de sus aliados Dilma-Lula, la Kirchner, el Mujica y la fauna del decrépito nuevo socialismo: Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa, Raúl Castro, Manuel Zelaya, ¿López Obrador?, Piedad Córdoba, Fernando Lugo…
Chávez expulsó de Venezuela a los funcionarios de la embajada paraguaya, con el perentorio lapso de 72 horas para salir del país. Ese atropello del teniente coronel golpista de Venezuela, contrasta con la paciente postura del gobierno de Paraguay, que no rompió relaciones con Venezuela, a pesar de quedar demostrado que el canciller de ese país, Nicolás Maduro, se reunió con militares paraguayos para promover un golpe de estado en La Asunción.
Chávez y los Castro arremeten contra quienes resisten a su necio empeño de imponer el Socialismo del Siglo XXI (o neocomunismo) en el Continente. Al respecto opinó el ex embajador de Paraguay en la OEA, Hugo Saguier Caballero:
“No estamos obligados a seguir un modelo político. No hay nadie que nos pueda obligar”.
