El presidente Barack Obama saluda al público en un evento de campaña en la escuela superior Scott, en Toledo, Ohio, que tuvo lugar ayer, Día del Trabajo.
J.D. Pooley / Getty Images
Llegó la semana en que los demócratas relanzan a Obama. Es un presidente desinflado, al que la derecha le ha quitado el aire. Obama o ha permitido que se lo quiten o no ha sido capaz de impedirlo. No somos densos, y nos damos cuenta del daño que le ha causado la intransigencia republicana, pero darnos cuenta no sirve de mucho. ¿Qué se logra con reelegir a un presidente al que le quitan el aire? El mayor obstáculo a su reelección no está en Romney. Está en el mismo Obama, que cede en todo, o en casi todo. No importa si cede por razonable o débil, el resultado es el mismo, una presidencia casi incapaz, saboteada desde su primer día. Obama necesita colgar el sabotaje del cuello de quienes lo llevan a cabo. Si lo logra, entonces quizás gane, pero aun así su victoria es incierta porque el liderazgo republicano está tan obsesionado con él que supedita todo, incluso el interés nacional, a su derrota.
Obama debe velar, entre otras cosas, por nuestra seguridad financiera y armonía social y política, pero al liderazgo republicano le interesa más el control que la armonía. Mitch McConnell, John Boehner y demás, azuzados por gentes como Limbaugh y compañía, quieren la realidad de acuerdo a sus deseos y punto de vista. Hay algo poco democrático en esa actitud. Se ve lo mismo entre quienes manejan las riendas del poder financiero, gente que no duda en colocar sus ganancias por encima de la seguridad y riesgo para el país. La prosperidad la quieren para ellos y las consecuencias se las dejan al resto. Es el trickle down economics en acción.
Quienes manejan los emporios de nuestra economía han traspasado el marco nacional y no se ciñen o limitan a lo que favorezca el interés nacional. Parecen creer que el provecho del país está en su propio provecho. La élite económica actúa en consonancia con los líderes políticos de la derecha, o al menos bastante más de acuerdo con ellos que con los demócratas. En esta elección una opción está en esa unión, representada en Romney, del poder económico con el liderazgo político republicano. La otra radica en la presidencia saboteada de Obama, y uno se tiene que preguntar si la dupla económico/política seguirá saboteándolo en caso de ser reelecto.
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