Abel Ibarra
Los atletas viven de congelar relojes para que el tiempo regrese al instante en que Cronos le ordenó al mundo que existiera. Todo es prodigio. Las patrias son ciudades-estados que habitan en las tribunas pobladas de banderas. Vuelve por sus fueros la Teoría de la Evolución de Darwin cuando estos titanes globales repiten el libre albedrío de los peces en el desafío oceánico de las piscinas, cuando se ponen a hacer maromas sobre la barra fija, el potro, las paralelas, sobre la varilla del salto alto para desafiar la gravedad, por la sola nostalgia del eslabón perdido. El hombre es el único animal que no sabe vivir en soledad y por eso este esfuerzo tras el oro olímpico para que la vida se llene de nuevos resplandores.
continua
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