La MUD se le montó en el ring al Presidente y no sólo está allí, sino que le está ganando la iniciativa al Gobierno
Por más que el primer mandatario sigue apareciendo en televisión, aunque sea principalmente por teléfono, el Gobierno siga desplegando propaganda a manos llenas y los funcionarios y políticos chavistas repitan como pericos gastadas consignas; un cambio se está presentando y con fuerza propia. La primera parte empezó hace ya tiempo y en más de un año no ha perdido fuerza. Es la protesta popular en los sectores obreros y en los comunitarios de los grupos medios y pobres en todo el país, manifestaciones que mantienen en constante agitación al ambiente ciudadano en todas las ciudades sin que nadie pueda acusarlos de golpistas.
En los últimos meses otro capítulo de enorme importancia se ha estado desarrollando, el de una oposición no sólo unida, sino coherente, que ha venido mostrando paso a paso firmeza, claridad de pensamiento, conocimiento de las realidades importantes y voluntad de permanencia y profundización. La Mesa de la Unidad Democrática y los partidos que la integran no sólo se están ganando un lugar en la historia, sino que la están haciendo. La MUD se le montó en el ring al Presidente y no sólo está allí, sino que le está ganando la iniciativa al Gobierno.
Frente a Guyana, fue la oposición la que levantó la bandera de defensa firme de los intereses venezolanos, y lo más que el Gobierno ha podido hacer es publicar posteriormente un tímido y difuso comunicado que más parece una respuesta política a la oposición que una posición oficial y clara frente a Guyana y asociados, mientras Chávez prácticamente parece que no sabe qué hacer. La inseguridad es un contraste de fracasos gubernamentales y posiciones insistentes de la oposición. El Gobierno insiste en vaguedades e imprecisiones económicas mientras la ciudadanía y la oposición hacen denuncias y establecen realidades. El Gobierno habla sin parar, pero no resuelve nada.
Ahora, esto tiene dos lecturas muy importantes. Una es que la oposición ya es una realidad de conducción real, activa y palpable, lo cual la hace fuertemente creíble. La otra, alarmante, es que en la Venezuela actual hay Gobierno pero no hay comando. La propaganda difunde pero no gobierna.