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En un sorprendente revés, el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, dijo que saldría de Cuba el miércoles sin siquiera haber podido reunirse con un subcontratista del gobierno de Estados Unidos encarcelado en La Habana desde hace casi 22 meses.
Joe García, un demócrata de Miami y viejo amigo de Richardson, dijo que la negativa del gobierno cubano de permitir la reunión tras haber invitado al ex gobernador a la isla, refleja una seria división dentro de la clase dirigente del país.
“Tal vez el gobierno cubano ha decidido que no quiere mejorar las relaciones con Estados Unidos”, dijo Richardson el martes durante una conferencia de prensa en La Habana. “Tal vez ese es el mensaje que está enviando”.
El rechazo de Cuba a la reunión fue claramente un revés para los esfuerzos de mejorar las relaciones entre La Habana y Washington, que ha pedido que el subcontratista Alan P. Gross sea liberado por razones humanitarias.
El abogado de Gross en Washington, Peter J. Kahn, dijo más tarde el martes que la familia estaba “abatida” for la negativa de Cuba y “tiene miedo de que el que el gobernador no haya podido ver a Alan podría estar relacionado con la deteriorada salud de Alan, a quien otros han podido visitar cuando han estado en Cuba”.
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