Thomas Wenski
No es ningún secreto que, mientras las filas de quienes acuden a comulgar han crecido, la fila de quienes acuden a confesarse es cada vez más corta. Sin embargo, la crisis espiritual de nuestra época –la pérdida del sentido del pecado– no podrá superarse a menos que nuestro pueblo católico redescubra el alivio de hacer una “buena confesión”.
Aumentar las oportunidades de que uno se acerque al sacramento, podría ayudar. La experiencia de los sacerdotes que escuchan confesiones diariamente en la Ermita, el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, demuestra que las personas acuden a confesarse cuando la confesión está realmente a su alcance. Durante la Cuaresma, nuestras parroquias, en efecto, programan servicios especiales de penitencia, en los que los fieles pueden participar en el Rito de la Reconciliación con confesiones y absolución individuales.
http://www.elnuevoherald.com/2011/04/14/921783/reconciliense-con-dios.html#ixzz1JmivOLGR