Ni uno es lobo ni la otra es caperucita, pero la figura vale como retrato de quienes son. El lobo, disfrazado, no es otro que Ollanta Humala, y está allí listo para comérsela a Keiko. La caperucita es Keiko Fujimori. En este cuento no hay mucho que pensar para saber a quién escoger en la próxima ronda electoral. Yo me voy mil veces por Keiko. Lo extraño es que haya gente de tanta calidad intelectual como Mario Vargas Llosa apoyando ahora a Humala en la segunda vuelta en el Perú. ¡Atención, calma, hay mucho en peligro en esta elección!
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