Ayer en la mañana murió a los 24 años de edad en Buenos Aires, Argentina, Rodrigo Gamboa Díaz, hijo del Maestro del cuatro venezolano Hernán Gamboa y su esposa Dácil Díaz.
Su gran fuerza espiritual y su desarrollo del conocimiento mediante el estudio sistemático lo facultaron para irradiar durante su corta vida una particular comprensión y cariño en todo su entorno familiar y numerosos amigos surgidos de sus relaciones, de las aulas y actividades artísticas en Venezuela, su patria, en Estados Unidos, Argentina y también a través del mundo de internet.
Fue un chamo excepcional
No por el diagnóstico de distrofia muscular que limitó sus movimientos y su existencia, pero sí por su extraordinaria inteligencia y la capacidad comunicacional con que fue caracterizando y consolidando con humildad y solvencia cada relación humana que sembró y cultivó en diversos países, generando especial admiración.
Hoy guardarán su cuerpo deshabitado en un nicho del cementerio en Buenos Aires. Su espíritu puro anda en movimiento libre entre todos, en los ámbitos infinitos de la eternidad.
En la tarde de ayer, tanto en la Catedral de Ciudad Bolívar como en la iglesia de San Francisco de Asís, comenzaron las misas por la elevación.