martes, 15 de marzo de 2011

El sismo de Sendai


BY GUILLERMO DESCALZI

Tras el sismo y tsunami en Japón, nuevamente vuelvo a escuchar voces que hablan de como los desastres son mayores y peores hoy, y como parecen darse a un ritmo cada vez más acelerado. Lo escuché nada menos que en CNN. Quiero hacer una aclaración: los desastres no son ni mayores ni peores hoy que ayer, ni ocurren ahora a un ritmo más acelerado. La historia entera es un registro de desastres, y no solo la historia humana, la historia del planeta también.

Ahora nos acercamos a un año especial, el 2012, marcado según algunos como el año del fin en el calendario maya. Los fines no son únicos, son cíclicos y son múltiples. La gran mayoría de finales son individuales y no colectivos. No hay duda alguna que el maremoto de Sendai es una tragedia mayor, pero era una tragedia previsible y, precisamente por previsible y prevista, se evitó un número descomunalmente mayor de muertes.

Hay que rendir tributo a la meticulosidad de los japoneses. Tras el terremoto de Kobe en 1995 Japón implementó un sistema que dio el alerta en esta ocasión con varios minutos de anticipación. La ola de un tsunami va a velocidades que oscilan entre los 500 y 1,000 kilómetros por hora. Una onda sísmica en tierra o en el fondo del mar viaja a 14,400 kilómetros por hora. Una señal electromagnética de alerta viaja a 300,000 kilómetros por segundo. Los japoneses aprovechan sistemáticamente esas diferencias de velocidad. Un sistema de boyas sísmicas mandó el alerta a esa velocidad, 300,000 kps, dando minutos cruciales de tiempo para que la gente se preparara.


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