Luego de ser despedido del restaurante en el que trabajó como cocinero durante nueve años, Ramón Pichardo hace mudanzas o lo que venga para salir adelante. “He buscado trabajo en muchos restaurantes, pero todos me dicen que no necesitan ayuda o que no pueden contratar en estos momentos porque el negocio está muy flojo”, se lamentó el dominicano, quien acepta cualquier trabajo que se le ofrece, para poder pagar el alquiler de 739 dólares al mes por el apartamento que comparte con otras dos personas en el barrio neoyorquino de Washington Heights. Pichardo está experimentando en carne propia la desaceleración de la economía de Estados Unidos, que golpea con mayor virulencia a los hispanos. El nivel de desempleo de los hispanos supera ya al de la población en general y afecta muchos aspectos de su vida: desde una reducción drástica en el envío de remesas a Latinoamérica, a la continua pérdida de sus viviendas y la merma de las ganancias que registran sus negocios
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