DANIEL SHOER ROTH
Los votantes de Hialeah recibieron por correo la semana pasada un volante con la bandera estadounidense ondeando al fondo y un águila en primer plano, instándolos así, en mayúsculas: ``¡Hagamos al gobierno más abierto y más honesto!''.
Si los residentes votan ''sí'' por la enmienda a la Carta Constitutiva de Hialeah en los sufragios del 26 de agosto, los impuestos se mantendrán bajos y los ciudadanos podrán revisar el presupuesto, afirma la propaganda.
Sin embargo, en ningún lugar se menciona que el ''sí'' también implica que el alcalde y los miembros del concejo tendrán cargos vitalicios, pese a que en 1998 los ciudadanos votaron a favor de que se estableciera un máximo de dos lapsos consecutivos de cuatro años para el alcalde y de tres para los concejales. En las escuelas políticas, a esta materia le llaman ``Manipulación I''.
Los concejales de Hialeah no podían tener mejor fuente de inspiración: la Comisión de Miami-Dade.
Desde 1994, ningún comisionado condal ha sido derrotado en las urnas. Cada distrito funciona como una suerte de feudo. Y con el caudal de miles de dólares que recaudan en donaciones y la poderosa maquinaria política que tienen, ni siquiera los Superamigos pueden ganarles.
Pero hay alguien que sí podrá salvarnos, y no es precisamente el Chapulín Colorado. Es usted.
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