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CUBA ETERNA
Se puede, lleno de odios, ultrajar un país; hacer tabla rasa de susinstituciones y sus leyes; agredir la sensibilidad de sus hijos, sus tradiciones, sus valores; su forma de vestir y de vivir; volverse negro lo blanco, blanco lo negro y teñirse todo de rojo. No obstante, el suelo queda. El cielo queda. El sol queda. El mar queda. Quedan la brisa, el clima, Dios. Aunque cambien tantas cosas, la patria es también la misma porque conserva condiciones básicas llegada la hora de reconstrucción y reidentificación.
¿Ven? Sus hijos se reúnen para reordenarse y amar. Desde que se entra al salón se escucha el silencio religioso que ora y evoca, y quiere la palabra alzarse en alas en el homenaje excelso que a todos nos reúne.
Cuando el peso de los años comienza a inclinar a una persona de fe, esa persona comienza a ascender al cielo. Todos ustedes de pie, tensamente verticales, despidieron al hombre inclinado, erecto del alma, que nos dejó un mensaje permanente de trabajo y esperanza.
La gratitud es virtud máxima. Agradecer proyecta grandeza. Crecen la gente y los pueblos agradecidos. Los ingratos son pequeños empequeñecidos. Los agradecidos son grandes agrandados.
La fe alimenta el esfuerzo y forja frutos. La fe no hace milagros; Dios hace milagros a la gente de fe.
La estrella y la paloma de José Martí en su histórico discurso de Tampa “Con todos y para el bien de todos”. La estrella encarna la libertad en el propio triángulo de la bandera cubana. La paloma reúne la espiritualidad y la ternura de una lucha diferente que convocaba a la guerra en nombre del amor.
La palma es Cuba; es cubanía. Los exiliados somos palmas peregrinas. Lo somos representando en cada suelo el suelo y el cielo de la patria. Cada palma es Martí esperando que se le haga justicia.
Continua: