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MIGDALIA AÑEZ Y MARJORIE CALDERON DOS MUJERES INOLVIDABLES
Por Alexis Ortiz.
Las mujeres venezolanas han acopiado fama por bregadoras, sostenedoras de hogares con fuga de padres irresponsables, bellas, sensuales, creativas, progresistas, alegres, por muchos atributos y algunos defectos, pero jamàs el de la crueldad, el ensañamiento morboso contra el pròjimo desguarnecido.
Por eso damas alevosas como las juezas Migdalia Añez y Luisa Estela Morales y las fiscalas Marjorie Calderòn, Deyanira Nieves, Sonia Buznego, Luisa Ortega Dìaz, Turcy Simancas y otras de su ralea, tienen que ser reconocidas por el presente y la posteridad como antimodelos de la mujer venezolana.
Estas mujeres, instruidas en la Universidad para defender la Justicia, terminaron convirtièndose en sicarias de un règimen vocinglero, manirroto y, por encima de todo, poseso de una creciente histeria represiva. El gobierno de Chàvez, al cual sirven obsecuentemente estas señoras, trata impúdicamente de disfrazar de legalidad sus trapacerìas jurìdicas.
Pero el gobierno del teniente coronel golpista Hugo Chàvez Frìas no podrìa desbaratar la institucionalidad a su antojo, como de ordinario lo hace, sino contara con la complicidad de “juristas” como las aquì nombradas y sus partenaires Isaìas Rodríguez, Germàn Mundaraìn, Gilberto Landaeta, el finado Anderson y hasta un fiscalito de apellido Morillo, al cual le encargaron la tarea de acusarme a mi para sacarme de la Alcaldía para la cual fui electo.
A nadie le falta Dios y las Escrituras proclaman como bienaventurados a los que padecen persecución de la injusticia. Los generales Felipe Rodríguez y Guillén Dàvila; los policìas ejemplares Simonovis, Forero y Vivas; los jóvenes Raùl Dìaz, Silvio Mèrida, Guillén Kodinskiy, Otto Gebauer y Nixon Moreno; Salvador Romanì padre e hijo, los hermanos Guevara, Carlos Ortega y los oficiales Farìa, los petroleros desterrados, Carlos Fernàndez y tantos otros, algún dìa seràn exaltados por los ciudadanos, mientras que las juezas y fiscalas y sus compañeros de represiòn, seràn vistos desde lejos por el pueblo, con una mezcla de làstima y desprecio.
jalexisortiz@hotmail.com
Por Alexis Ortiz.
Las mujeres venezolanas han acopiado fama por bregadoras, sostenedoras de hogares con fuga de padres irresponsables, bellas, sensuales, creativas, progresistas, alegres, por muchos atributos y algunos defectos, pero jamàs el de la crueldad, el ensañamiento morboso contra el pròjimo desguarnecido.
Por eso damas alevosas como las juezas Migdalia Añez y Luisa Estela Morales y las fiscalas Marjorie Calderòn, Deyanira Nieves, Sonia Buznego, Luisa Ortega Dìaz, Turcy Simancas y otras de su ralea, tienen que ser reconocidas por el presente y la posteridad como antimodelos de la mujer venezolana.
Estas mujeres, instruidas en la Universidad para defender la Justicia, terminaron convirtièndose en sicarias de un règimen vocinglero, manirroto y, por encima de todo, poseso de una creciente histeria represiva. El gobierno de Chàvez, al cual sirven obsecuentemente estas señoras, trata impúdicamente de disfrazar de legalidad sus trapacerìas jurìdicas.
Pero el gobierno del teniente coronel golpista Hugo Chàvez Frìas no podrìa desbaratar la institucionalidad a su antojo, como de ordinario lo hace, sino contara con la complicidad de “juristas” como las aquì nombradas y sus partenaires Isaìas Rodríguez, Germàn Mundaraìn, Gilberto Landaeta, el finado Anderson y hasta un fiscalito de apellido Morillo, al cual le encargaron la tarea de acusarme a mi para sacarme de la Alcaldía para la cual fui electo.
A nadie le falta Dios y las Escrituras proclaman como bienaventurados a los que padecen persecución de la injusticia. Los generales Felipe Rodríguez y Guillén Dàvila; los policìas ejemplares Simonovis, Forero y Vivas; los jóvenes Raùl Dìaz, Silvio Mèrida, Guillén Kodinskiy, Otto Gebauer y Nixon Moreno; Salvador Romanì padre e hijo, los hermanos Guevara, Carlos Ortega y los oficiales Farìa, los petroleros desterrados, Carlos Fernàndez y tantos otros, algún dìa seràn exaltados por los ciudadanos, mientras que las juezas y fiscalas y sus compañeros de represiòn, seràn vistos desde lejos por el pueblo, con una mezcla de làstima y desprecio.
jalexisortiz@hotmail.com