miércoles, 16 de abril de 2008

Rincones de Venezuela


Rincones de Venezuela
Amazonas en bicicleta
Rafael I. López
Primer día:
Después de muchos días de planear este viaje en bicicleta al Amazonas venezolano, al fin hoy comenzaremos a pedalear. Llevamos algunos kilos de alimentos, implementos para prepararlos, equipos para acampar, alguna artesanía elaborada por nosotros mismos, poca ropa, presupuesto y muchas ganas de aventuras. Las bicis están listas, con todo eso montado encima, llegan a pesar más de 30 kg., también llevamos herramientas, repuestos y algunas piezas de recambio. Aunque no se puede prever todo, pensamos que tenemos lo necesario para pasarla bien por unos cuantos días.

Y al fin hoy: Kike (33), Macarena (23) y yo, Rafa (39) estamos listos para viajar. Músico (27), el cuarto compañero de travesía no pudo estar listo y quiere tomarse un par de días para prepararse y encontrarnos en algún punto del camino.

Salimos a las 6 de la mañana desde nuestra casa en Mérida y nos dirigimos hacia el parque las Heroínas, lugar donde está ubicada la primera de las estaciones del teleférico más grande y alto del mundo, que lleva a todo el que quiera a pocos metros del Pico Bolívar, a 5007 metros sobre el nivel del mar. Allí nos esperaba Erasmo, conductor de un rústico que dos horas más tarde nos llevó hasta la laguna Mucubaji. Esta laguna situada a una altitud de 3.550 m.s.n.m. está en el punto más alto de la carretera que une los estados Merida y Barinas.

Después de contemplar el sutil espectáculo que la vista nos ofrecía comenzamos el descenso: la carretera es de solo dos canales uno va, el otro viene, y serpentea por el páramo dando sinuosas curvas entre valles de vértigo que se van abriendo a lado y lado. Bajar este páramo ofrece una carretera bien pavimentada que no tiene demasiado espacio, escogimos un día domingo por no tener trafico pesado y aun así en algunos tramos no es posible que pasen dos carros y una bici juntos.

Se ven montañas de selvas vírgenes donde se deslizan raudas quebradas de aguas cristalinas, también se ven en los fondos de los valles y a los lados de la carretera la mano del hombre que siembra desde épocas inmemoriales las laderas del páramo merideño.

Dejamos atrás algunas poblaciones pequeñas y alcanzamos Santo Domingo, alli se cultivan champiñones y existen en los alrededores algunas truchiculturas. Seguimos descendiendo y paramos a almorzar; aunque llevábamos alimentos es difícil resistirse a las especialidades culinarias de la zona: arepas de trigo, miel, chocolate, quesos, mantequilla envuelta en hojas de frailejón del que también producen un jarabe, etc, etc. Seguimos descendiendo y ocurrió el primer pinchazo del viaje, cambiamos la tripa y continuamos bajando, al rato otro pinchazo más. Pensamos que existe una relación directa entre los pinchazos y el consumo de alcohol en carreteras….Otro día les hablaré de esto. Llegamos a Barinitas, ya en el estado Barinas a las 6 p.m. y nos acercamos al hotel Rio Fresco. Alli, tras breves y cordiales palabras accedieron a prestarnos su bello jardín para que pasáramos la noche.

Comimos, reparamos las tripas y compartimos conversando y riendo de todo lo que nos había pasado en el día. nos habíamos planteado un viaje sin apuros, sin una cantidad predeterminada de kilómetros por recorrer y ni siquiera una ruta inmutable; donde pudieras charlar con las gentes que fuéramos topando, ver los paisajes y probar las aguas y gastronomía de los lugares, una especie de vagabundeo en dos ruedas, y este primer día había cumplido con ese cometido. Recorrimos 60 Km. de poco mas de mil que nos separaban aun del Estado Amazonas.

La luna en cuarto creciente nos ofrecía como una sonrisa y Venus a su lado semejaba un brillante lunar, mañana seguiremos pedaleando y descubriendo el camino que viene….

Segundo día:
Al amanecer, desayunamos y recogimos rápidamente el campamento, nos despedimos de nuestros anfitriones y salimos rodando por el pueblo de Barinitas via la ciudad de Barinas, una amplia carretera nos condujo con suave descenso hasta allá, a cada rato nos conseguimos con grupos de ciclistas que aprovechan las primeras horas de la mañana para practicar. Solo hay 30 Km. entre estas dos poblaciones y lo hicimos relativamente rápido. El cielo estaba totalmente despejado y el sol brillaba imbatible, comenzamos a sudar copiosamente por estar acostumbrados a las amables temperaturas merideñas.

Ya terminando este trayecto las alforjas de Kike comienzan a hacer aguas, fueron hechas por él mismo y realmente necesitaban urgente reparación. Casi ninguna tienda de bicis en Venezuela vende equipos para viajeros, se hace dificultoso proveerse de buenos materiales, en fin que decidimos repararlas haciendo una parada en casa de un primo de él, que reside en la ciudad de Barinas.

Es grande la ciudad: hay alli muchos distribuidores de insumos agrícolas por ser un estado dedicado mayoritariamente al campo. Tiene grandes centros comerciales y urbanizaciones. Posee también un aeropuerto y Terminal terrestre, las calles son amplias y sembradas de mangos que fueron debidamente probados por nosotros. La ciudad esta rodeada por tres mesetas en declive de unas características geológicas singulares.

Al llegar a casa del primo era bien entrado el mediodía, encontramos aparte de la amabilidad de los anfitriones, todo cuanto nos hacia falta para hacer “rígidas” las alforjas de la bici de Kike: taladro, tornillos, herramientas y algunas laminas de aluminio que fueron de mucha utilidad.
Permanecimos en el patio trasero de la vivienda toda la tarde; arreglando las alforjas y compartiendo con los niños de la casa: Samuel, Alex y Thier de 7,9 y 14 años, puras risas y cuentos….

LLego la noche y cenamos con toda la familia y charlamos un buen rato antes de sacar las carpas y tendernos en el jardín. Venus también nos acompañó esta noche brillando en las primeras horas de oscuridad. Hoy hicimos 36 km y la pasamos rebién. Mañana seguiremos avanzando….

Tercer día
Amaneció el día con un verdadero escándalo por el trinar de las aves. Salimos temprano de casa del primo de Kike y buscamos la vía que lleva a Bruzual, pueblito fronterizo entre los estados Barinas y Apure.

Al salir de la ciudad nos toco un tramo de carretera por demás estrecho y lleno de camiones a altas velocidades, hubo algunos momentos de tensión por el exceso de trafico, y el estar permanentemente pendiente de los vehículos, mas adelante mejor un poco la cosa y medio día Llegamos al rió Santo Domingo, el mismo que bajaba junto a nosotros por el páramo: allí un refrescante baño y nos dispusimos a cocinar unas lentejas, arroz y ensalada. Llevamos con nosotros una cocinita de gasolina que nos permite alimentarnos bueno bonito y barato.
Esperamos a descansar del almuerzo y a que bajara un poco el sol para salir debajo del puente donde estábamos. La carretera en este tramo es bastante ancha y las horas de pedaleo de la tarde fluyeron muy bien aunque más tarde mi pedal izquierdo comenzó a trancarse hasta “soldarse” y no dar ni una vuelta más, comenzó a aflojarse de la biela y por último lo terminé quitando. Ya eran las 5.30 p.m. cuando entramos al pueblito llamado La Luz, allí y debido al calor pedimos en la primera bodeguita que vimos tres refrescantes cervezas frías. Hablamos con el muchacho que nos atendió pidiéndole la dirección de donde vendieran repuestos de bici y al saber que era lo del pedal fue adentro y salio unos minutos mas tarde con un pedal izquierdo! me lo regaló y lo colocamos rápidamente en la bici, quedó perfecto.

Nos dirigimos hacia la plaza Bolívar y casi simultáneamente y por separado Kike y yo nos caímos de nuestras bicis, haciéndonos reír a nosotros y a todo el que lo vio (prácticamente todo el pueblo por la hora y el lugar). Allí en la plaza comenzamos a indagar sobre donde pasar la noche y conocimos al señor Prospero de 62 años que nos ofreció el jardín de su casa para nuestro campamento; el Sr Próspero debe viajar tres veces por semana a la ciudad de Barinas a recibir tratamiento do dialización, puesto que sus riñones no funcionan bien desde hace 8 años, sin embargo posee una vitalidad notable y es el patriarca de una gran familia con veintitantos nietos.
Conejos, cochinos y niños por montón correteaban la parte trasera de la casa del Sr. Prospero. Mas tarde fuimos obsequiados con una cena casera y sabrosa que agradecimos mucho. Charlamos con nuestros amigos de La Luz hasta que estuvimos borrachos de sueño y entonces nos acostamos. Hoy recorrimos 63 Km. y mañana seguiremos en el camino….