Afiliada a Camcaroní atacada salvajemente por el hampa
La delincuencia de nuevo arremete con toda su furia, contra empresarios quienes invierten, pagan impuestos y generan empleo productivo, de cara a cuerpos policiales desbordados por la actividad criminal, cuyos nefastos índices reflejan a diario el impacto que sufren los ciudadanos.
En esta ocasión, como si fuera una infortunada lotería, la víctima fue la conocida empresaria Miriam Gravante, quien desde hace años se encuentra al frente de Residencias Toré, afiliada a la Cámara de Comercio e Industrias de Caroní (Camcaroní), en Puerto Ordaz, estado Bolívar, Venezuela.
Los hechos
La madrugada del viernes 1° de febrero, al amparo de la noche, unos bandidos penetraron en la casa de Miriam Gravante y su esposo, a quienes amarraron y maltrataron con brutalidad mientras les preguntaban por el dinero que supuestamente tenían guardado.
Según su testimonio, “Apenas puedo moverme a causa de los golpes que nos dieron. Entraron a la casa a la 1 de la mañana buscando dinero; y como no lo teníamos, nos atacaron con ensañamiento”.
Para esta reconocida empresaria del turismo, es la segunda ocasión en menos de un año que es atacada salvajemente por el hampa irreprimible.
“Me chucearon para obligarnos a buscar un dinero que no teníamos. Nos aplicaron electricidad, nos destrozaron la casa, porque pensaban que les estábamos mintiendo”, agregó la empresaria.
Con palabras entrecortadas producto de la perturbación de la que todavía no se repone, el miedo que se le ha metido en los huesos, la impotencia y el dolor físico a causa de las lesiones, muestra su desesperanza al señalar que “Todos los proyectos se te desvanecen cuando estás inmovilizado, que desesperación e impotencia, es la segunda vez que nos hacen algo similar, pensamos que ya estábamos vacunados contra eso pero nos volvió a pasar; y la próxima vez puede ser peor”.
Sin presente, sin futuro
Miriam Gravante no puede ocultar su desesperanza: “Para mi esposo y yo terminó todo, no tenemos presente, no sabemos de futuro, no tenemos centro, estamos tan aterrorizados que cuando abren una puerta tiemblo. No sabemos para donde nos vamos a mudar. No nos sentimos seguros en ningún lugar. Se me murió mi presente y ni siquiera lo puedo llorar ni enterrar, tampoco ponerle flores porque no se donde está”.
Con deseo de que su tragedia sirva a otros, finalizó diciendo que “Les digo esto porque quizás pueda ayudar a alguien para que no pase por lo que estamos pasando nosotros.”
La posición de Camcaroní
En reiteradas ocasiones, Camcaroní se ha pronunciado con firmeza ante la constante arremetida del hampa contra el sector empresarial, sin que la gestión policial obtenga logros contundentes que generen tranquilidad en la población, con especial énfasis en el sector productivo que cada vez requiere de mayor tranquilidad que estimule la necesaria confianza para invertir y generar calidad de vida.
Ciudad Guayana ha sido sede de múltiples cumbres de seguridad en los últimos cinco años, en que los cuerpos de seguridad han asumido compromisos para desarrollar permanentes acciones preventivas y represivas del delito. Sin embargo, la realidad cada día muestra su peor rostro con la nefasta secuela de víctimas.
Más allá de los reportes de los organismos a los que compete la seguridad ciudadana en que se arguye la disminución de la actividad criminal, está el principio de la realidad cargado de nombres y apellidos, víctimas de la mano implacable del hampa desbordada.
¿Cuántas otras son necesarias para combatirla con eficacia?
En esta ocasión, como si fuera una infortunada lotería, la víctima fue la conocida empresaria Miriam Gravante, quien desde hace años se encuentra al frente de Residencias Toré, afiliada a la Cámara de Comercio e Industrias de Caroní (Camcaroní), en Puerto Ordaz, estado Bolívar, Venezuela.
Los hechos
La madrugada del viernes 1° de febrero, al amparo de la noche, unos bandidos penetraron en la casa de Miriam Gravante y su esposo, a quienes amarraron y maltrataron con brutalidad mientras les preguntaban por el dinero que supuestamente tenían guardado.
Según su testimonio, “Apenas puedo moverme a causa de los golpes que nos dieron. Entraron a la casa a la 1 de la mañana buscando dinero; y como no lo teníamos, nos atacaron con ensañamiento”.
Para esta reconocida empresaria del turismo, es la segunda ocasión en menos de un año que es atacada salvajemente por el hampa irreprimible.
“Me chucearon para obligarnos a buscar un dinero que no teníamos. Nos aplicaron electricidad, nos destrozaron la casa, porque pensaban que les estábamos mintiendo”, agregó la empresaria.
Con palabras entrecortadas producto de la perturbación de la que todavía no se repone, el miedo que se le ha metido en los huesos, la impotencia y el dolor físico a causa de las lesiones, muestra su desesperanza al señalar que “Todos los proyectos se te desvanecen cuando estás inmovilizado, que desesperación e impotencia, es la segunda vez que nos hacen algo similar, pensamos que ya estábamos vacunados contra eso pero nos volvió a pasar; y la próxima vez puede ser peor”.
Sin presente, sin futuro
Miriam Gravante no puede ocultar su desesperanza: “Para mi esposo y yo terminó todo, no tenemos presente, no sabemos de futuro, no tenemos centro, estamos tan aterrorizados que cuando abren una puerta tiemblo. No sabemos para donde nos vamos a mudar. No nos sentimos seguros en ningún lugar. Se me murió mi presente y ni siquiera lo puedo llorar ni enterrar, tampoco ponerle flores porque no se donde está”.
Con deseo de que su tragedia sirva a otros, finalizó diciendo que “Les digo esto porque quizás pueda ayudar a alguien para que no pase por lo que estamos pasando nosotros.”
La posición de Camcaroní
En reiteradas ocasiones, Camcaroní se ha pronunciado con firmeza ante la constante arremetida del hampa contra el sector empresarial, sin que la gestión policial obtenga logros contundentes que generen tranquilidad en la población, con especial énfasis en el sector productivo que cada vez requiere de mayor tranquilidad que estimule la necesaria confianza para invertir y generar calidad de vida.
Ciudad Guayana ha sido sede de múltiples cumbres de seguridad en los últimos cinco años, en que los cuerpos de seguridad han asumido compromisos para desarrollar permanentes acciones preventivas y represivas del delito. Sin embargo, la realidad cada día muestra su peor rostro con la nefasta secuela de víctimas.
Más allá de los reportes de los organismos a los que compete la seguridad ciudadana en que se arguye la disminución de la actividad criminal, está el principio de la realidad cargado de nombres y apellidos, víctimas de la mano implacable del hampa desbordada.
¿Cuántas otras son necesarias para combatirla con eficacia?