
Los autócratas suelen abusar de los héroes del pasado para legitimar sus dictaduras. Así pasó con Musolini y su afán de identificar el fascismo con la Roma imperial; Fidel Castro tratando de convertir a Martí y Maceo en precursores del antinorteamericanismo marxista; y ahora Ego Chávez con su empeño en convencernos que él es Bolívar redivivo.
Pero debemos dejar a los próceres vivir su merecido descanso eterno. Por eso hace unos cuatro años yo escribí un libro: “El falso retrato de Simón Bolívar”, precisamente para demostrar que entre el Libertador y Chávez hay poco, casi nada en común.
En la solapa de la obra escribí: “Este libro fue escrito con el propósito de rescatar a Bolívar del secuestro que le han hecho los fanáticos y virulentos, que hoy en día acaparan el poder en Venezuela.
Porque no es justo que el uso abusivo de la calificación “bolivariana”, que hace esta revolución confusa y patética, lleve a enemistar a los venezolanos, particularmente a los jóvenes, con la figura de el Libertador.
La verdad es que en Venezuela bolivarianos debemos ser todos. Bolívar es, como los demás próceres, un patrimonio colectivo y ninguna parcialidad ideológica tiene derecho a apropiárselo para sus fines sectarios”.
Pero ahora la moda es disminuir a Bolívar para enfrentar el desvarío chavista. Y también, incurrir en inexactitudes históricas para defenderlo del aprovechamiento pernicioso que de él hace Ego Chávez. Esto último ocurrió en un artículo del intelectual colombiano, Fernando Londoño Hoyos, que nos llegó vía Internet.
Londoño Hoyos asegura que Francisco de Miranda venía de las tropas napoleónicas, lo cual no es cierto, porque si bien él fue
general del ejército revolucionario francés, no tuvo nada que ver con las guerras de Napoleón. Del mismo modo, en la caída de la Segunda República en 1814, no fue causa eficiente la rivalidad de Mariño y Piar, sino la consolidación del realista Boves como caudillo popular.
Tampoco es exacto que fueron las tropas granadinas las que triunfaron en Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho; y que “Venezuela ponía los oficiales y Colombia los soldados”. En el ejército de la Gran Colombia (las actuales Venezuela, Colombia y Ecuador), había oficiales y soldados de todas las nacionalidades, incluso europeos amigos de la libertad.
Vamos entonces a dejar la vaina con Simón Bolívar, José Martí, San Martín y otros patriotas, que como todo ser humano cometieron errores y tuvieron aciertos, pero cuya obra emancipadora no se puede borrar, ni mucho menos utilizar para justificar tiranos como Fidel Castro y Ego Chávez.
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